lunes, 12 de septiembre de 2011

La vida siempre se abre camino


¡Cuantas noticias llegan cada día a nuestros oídos y a nuestro corazón!... Son tantas, que ya no tenemos tiempo para escucharlas ni casi capacidad para asimilarlas. Cuando celebramos la Pascua y se nos anuncio una buenísima noticia más importante que las que nos traen los medios.

¡Cristo Resucitó!.. Está Vivo entre nosotros. Está presente en el corazón de nuestra historia, tan conmocionada, como lo ha estado siempre a través de los siglos. Pero éste es “nuestro siglo” y en él, está también Cristo.

Esta historia no será realidad plena sin nuestra colaboración. Hemos de dar esta noticia con palabras, y con nuestra vida. Los amigos de Jesús lo vieron (y aun viéndole dudaban…), escucharon que les decía: “Shalom, no tengáis miedo, soy Yo. ¿Tenéis algo para comer?” ¡Paz!. Les desea “paz” que es alegría, gozo, fiesta, salud… Os doy mi “PAZ”, promesa de una vida mas bella y mas humana que la que viven hoy, en el mundo, tantos hermanos nuestros.

Y con Jesús hemos de estar nosotras/os yendo a comer con ellos, hermanos, tristes, enfermos, pobres, ilegales, prostitutas, presos…

Esto es lo que hacen nuestros misioneras/os. Es lo que hizo Soledad Arellano, hermana de la Compañía Misionera que celebró la vida con alegría y bebió, con los hombres y mujeres de la selva peruana, la copa de vino nuevo del hombre nuevo que Cristo soñó.

Celebremos todas/os la vida, vivamos con la Paz que Cristo nos dejó, ¡SHALOM!

Josefina Nieto

Al atardecer de la vida me examinarán del amor


Hoy queremos compartir con vosotros/ as el fallecimiento de nuestra hermana Soledad Arellano, que tuvo lugar en Lima, el 8 de abril de 2011. La causa fue un cáncer generalizado. Después pasó un periodo largo de enfermedad en el que se fue preparando para acoger con gozo y paz su encuentro definitivo con el Señor.
 
Soledad nació en Pozuelo de Alarcón (Madrid) el 22 de agosto de 1932. Estudió en el Colegio de las Madres Mercedarias y terminados los estudios de secundaria ingresó en la Universidad Complutense de Madrid donde obtuvo las licencituras de Filosofía y Letras, y de Pedagogía.

La pasión de toda su vida fue: “la enseñanza”. Entró en la Compañía Misionera del Sagrado Corazón de Jesús el 15 de Julio de 1960 en Tarancón, donde hizo el Noviciado, y su primera profesión el 2 de Febrero de 1963.

Destinada a Lima (Perú), en 1966, y allí fue nombrada Directora de la Sección Infantil del Colegio de San Agustín en Lima, cargo que desempeño durante cuatro años.

En 1970 fue destinada a Lagunas, rio Huallaga, y desde allí a un caserío del río Nucuray a una comunidad nativa de la etnia “muratos”. Allí no había escuela por lo que nunca habían tenido una formación intelectual. Fue muy feliz enseñando a leer y a escribir a aquellas gentes.

Continuó su tarea educativa como profesora en el Colegio Goretti en Lagunas, río Huallaga.
Más tarde en Sta. Rita de Castilla, río Marañón. Allí, además de ser profesora en el Colegio de Secundaria, se encargó de la catequesis parroquial y colaboró en los cursos para la formación de Animadores Pastorales. Otra pasión de Soledad fue el canto. Su voz era siempre escuchada. Dirigió el coro de la Parroquia.

Excelente educadora, trabajó siempre con entusiasmo y responsabilidad y desde su sencillez y cercanía a la gente siempre fue muy valorada y admirada por todos: profesores, alumnos y padres de familias.

Soledad “amó mucho”. Amó con gozo y alegría su vocación misionera, que la vivió con fidelidad hasta el último momento.

Hoy la recordamos por la alegría, bondad y generosidad que la habitaban y que ha dejado una huella de entrega discreta y de servicio callado a lo largo de los años que vivió en las misiones del Perú. Fue feliz y supo hacer feliz a los que convivieron con ella.

Y ahora podemos decir que Soledad al atardecer de su vida, al ser examinada sobre el “amor”, seguro que ha pasado con un destacado “Cum Laudem”, que será lo que le habrá entregado el Señor en el encuentro definitivo con El.

¡Soledad, Pide por nosotras/os!

Vyara en el 50º aniversario de su fundación


Era el año 1961 y se acababa de empezar el Noviciado y el Colegio, Lourdes Convent en la ciudad de Surat, Gujarat. Después de 10 años de nuestra presencia en esta ciudad se nos ofrecía una ocasión de ir a los pueblos indígenas del distrito de Vyara, unos 70 Km. desde esa ciudad.

El P.Zubeldia, s.j. había recibido una invitación de los Adivasis (aborígenes) para visitar sus pueblos. El nos invito a nosotras. El primer pueblo fue Jhankri. Empezamos nuestro primer viaje misionero a este pueblo. Llegamos hasta Vyara en el tren y desde allí nos llevaron en los carros de bueyes, que en aquel tiempo cuando no había comunicación, utilizaban los carros de bueyes que nos suponía hacer un viaje larguísimo. Viaje en carretas de bueyes.

Cuando llegamos era la noche. A la luz de un petromax nos recibieron con gratitud y respeto. Al amanecer pudimos ver a la gente que nos esperaba y nos cantaban “Bienvenidos”.

Desde entonces creció el cariño y confianza mutua. Allí planeamos junto con ellos lo que ellos querían y esperaban de nosotros. Todo el pueblo era analfabeto y para ellos lo primordial era la educación y la salud. Al principio las hermanas pasaban de 4 a 6 días en un poblado y después volvían a Surat para descansar, recuperar fuerzas y compartir con las hermanas volver otra vez haciendo un viaje en los carros de bueyes y luego caminando varios kilometraros con el sol o la lluvia y algunas veces en la noche a través de la selva para ir a las distintas aldeas.

¿CÓMO PASABAN EL DÍA?

Iban siempre con un pequeñísimo maletín con medicinas, aspirinas, ungüento (cúralo todo) sulfamidas, agua oxigenada, yodo era lo más usado. Los niños acudían a enseñar sus pequeñas heridas (eccemas por falta de higiene).Todos querían ser tocados por las hermanas, que no eran enfermeras en los principios pero sí acostumbradas a usar los medicamentos o primeros auxilios. Realmente hubo pequeños milagros que el Señor hacía con aquellos medios rústicos pero hechos con buena dosis de amor y confianza. Esto era muy valorado por la gente.

Catequesis a los niños, catequesis domésticas y por la noche. Entonces sí que se juntaban multitudes. Se les hablaban en la lengua Gujarati. Nos faltaba todavía conocer su dialecto “Gamit”, por lo tanto el líder nos hacia de traductor.

La gente tenía interés de conocer a Jesús y quería que sus hijos se bautizarán primero para que se criasen y formasen en la Verdad, y después seguirían los mayores. Así fue. Pidieron muy pronto el bautismo para los niños y a continuación las mujeres y bastante más tarde los hombres.

Este pueblo Jhankri, ya católico, abrió su corazón entusiasmado a los pueblos vecinos. Eran apóstoles – primero las mujeres y luego los niños que eran nuestro ejército acompañándonos a los pueblos vecinos aunque fuera de noche. Allí vibraba el Espíritu de Dios.

En el año 1968, se abrió una casa en Vyara mismo y fue la primera comunidad de 4 hermanas que atendieron a los pueblos y al dispensario.

La labor que se ha llevado en estos pueblos Adivasis fue sobre todo la educación integral de todo el pueblo. Desde las primeras escuelas primarias en los pueblos, seguido por los estudios secundarios en las escuelas del gobierno, viviendo en los internados que llevaban los padres para los chicos y las hermanas para las chicas. Hoy encontramos que muchos de estos muchachos y muchachas han logrado grados universitarios. Muchos de ellos están al cargo de los puestos del gobierno en los pueblos y son líderes.

Hoy después de 50 años de escuchar, gozar de acoger la Palabra de Dios esta misión es en un ámbito cristiano que trata de vivir los valores de Jesús. Nuestra presencia sigue permaneciendo entre ellos. En este año celebramos el cincuenta aniversario de la misión.

La obra era de Dios y le damos gracias porque Él sigue cuidándola.

Valdepiélagos y El Vellón se solidarizan con Poipet


Hoy, los protagonistas son dos pueblos preciosos de la sierra: Valdepiélagos y El Vellón. Con nosotros han compartido la misión de ayudar a nuestros hermanos de Poipet.


Cada año los alumnos y profesores de los colegios Valdepiélagos y El Vellón preparan un Mercadillo Solidario, en el que participa todo el pueblo. La venta de manualidades, artículos de segunda mano, bocadillos, etc. se destina a una ONG.

Moli, profesor en ambos colegios y organizador del evento, nos llamó para ofrecernos el dinero recogido en los dos mercadillos. Por supuesto, aceptamos. En Misión Compartida decidimos destinar el donativo a la misión de Poipet (Camboya), y en representación de la Compañía fuimos Mª Dolores, Choni y yo. 

En abril estuvimos en Valdepiélagos y en junio en El Vellón. Nos reunimos con los niños, sus profesores y algunos padres. Mediante una película y diapositivas explicamos quienes somos, donde trabajamos y que hacemos. Les enseñamos fotos de lo que tenemos hecho en Poipet, y para mostrarles el futuro que queremos allí, les enseñamos lo que se ha hecho en el Chad, con la escuela, la alimentación, el huerto, etc.

Todos los que asistieron estuvieron encantados, los niños nos preguntaron muchas cosas y con los padres estuvimos charlando a la salida. Nosotras disfrutamos mucho ante la cálida acogida y el interés que suscitó el proyecto. 

Creo que todos sentimos la alegría de estar haciendo algo realmente maravilloso, desde la humildad y la sencillez. Sin olvidarnos de enseñar a nuestros niños que hay otras realidades, otras crisis…, y que tenemos mucho para compartir.



Con este dinero queremos conseguir, en Poipet, la escolarización de los niños más pobres. Nos cuentan las hermanas: Aquí, los niños de entre 9 y 15 años ayudan a sus familias trabajando o cuidando a sus hermanos menores, por lo que no pueden asistir a la escuela.
Nosotros queremos que los niños tengan una educación. Para conseguirlo, primero tenemos que cuidar de los hermanos pequeños, por eso estamos ampliando la guardería, donde además les damos 3 comidas diarias; y segundo tenemos que conseguir que ir a la escuela no suponga para los padres un coste extra, así que les damos unas becas de estudio que incluyen comida, útiles escolares y de higiene. Después hacemos un seguimiento de estos niños en sus familias, interesándonos por sus vidas, problemas y necesidades. Como veréis el proyecto es muy ambicioso.

Por eso, queremos daros las gracias a todos, por haber trabajado con tanta ilusión y energía, y por todo el dinero que habéis conseguido. Pero más agradecidos que nosotras, estarán los niños de Poipet, cuando empiecen a ver el fruto de vuestra generosidad.
Os mantendremos informados de lo que se vaya haciendo allí.

Isabel Fernández
Misionera laica de la Compañía