Después del invierno sentimos el gozo del renacer de la vida en la naturaleza que nos rodea. Junto a las hojas de los árboles que cayeron, también cayeron las hojas del almanaque de nuestra pequeña historia y de nuevo nos encontramos en PASCUA. ¿A quien buscáis? ¡No está aquí! Sepulcro vacío, estupor, desconcierto, y luego gozo y alegría compartida entre amigos. ¡Está vivo! ¡Ha resucitado!
Y parecería que este mundo estuviera abocado al fracaso. Muere la naturaleza, la estamos matando dicen los expertos del medio ambiente; se extinguen especies de animales, nos dicen también.
Y cada día se rompen más vidas humanas: mujeres jóvenes y menos jóvenes rotas por las manos criminales de hombres posesivos. Y en el asfalto de la carretera quedan sin vida jóvenes ávidos de libertad.
Se rompe también la vida de tantos niños… víctimas del egoísmo y la falta de solidaridad. Pero existe otra lucha… la vida contra la muerte desde el día en que Cristo la venció.
El ha dicho, “Yo soy la vida” la dio libremente por la vida del mundo. Por eso percibimos también signos que son semillas de vida, de esperanza e ilusión en los que luchan por conseguir un mundo mejor. Y este mundo cambiará si cada uno de nosotros cambia.
Josefina Nieto