martes, 17 de febrero de 2009

La crisis de los más pobres


“Amigos del Puente Misionero. Como siempre, aquí estoy dispuesta a pasar un rato con vosotros hablando de nuestras cosas y se me ocurre que puedo hacerlo sobre algo que hace un tiempo está de moda y seguro están cansados de oír: ¡Crisis! ¿Y qué digo yo sobre crisis? Es verdad que hemos oído y leído en todos los medios de comunicación: “crisis de familia”, “crisis de valores” “crisis en la Iglesia”, y ahora, desde hace unos días “crisis del gas”. Crisis, crisis,…La hemos escuchado mucho pero ¿Hemos reflexionado sobre ella?

Ya parece que empiezo a saber lo que vamos a hacer: reflexionar sobre ello ¿Qué es crisis? No lo he mirado en el diccionario, pero lo he leído en algún sitio. Crisis es lo que surge cuando existe un desequilibrio. Y digo yo, que muy desequilibrado debe de estar este mundo global en el que vivimos. Algo grave debe de estar pasando cuando todos los políticos del mundo se reúnen y se vuelven a reunir buscando cómo resolver lo antes posible una de estas crisis, la “crisis económica”.

Se habla de inyectar a los bancos 700.000 millones de euros y dice alguien, y yo también, que si se repartieran tantos millones entre los pobres, se acabaría la pobreza. Ellos si que saben bien lo que es estar en crisis y sus consecuencias. Pero claro, dirán los sabios y entendidos que lo que hemos pensado algunos no es la solución. Y nos suspenderían en economía.

Cada uno intenta solucionar la crisis que le toca: unos se atropellan en las rebajas, otros se quedan con el coche viejo, esperando a que esto pase para comprarse uno nuevo; hay algunos que llevan al zapatero remendón a poner a sus zapatos medias suelas. Pero hay a quienes la cosa no les preocupa, para ellos no va la crisis porque en este mundo global en el que vivimos está repartido así el pastel. A los pobres les toca siempre perder: el inmigrante africano que duerme cada noche en un coche viejo abandonado a las afueras de la ciudad; otros lo hacen en los bancos de algún parque; los políticos reunidos en elegantes salones, buscan cómo encontrar la solución.

¿Cómo solidarizarnos con los últimos de la escala social? Es compleja la pregunta y más compleja aún la respuesta. Por lo menos no volver la cabeza para el otro lado. Que nos duela y que no nos deje tranquilos saber que muchos están sufriendo ya la tremenda situación de los que buscan y no encuentran trabajo, los que no tienen casa o ni siquiera una habitación dónde dormir caliente.

Las instituciones de la Iglesia intentan ayudar y ayudan lo que pueden. Hagamos todos lo que podamos con los casos que conozcamos y estén cerca de nosotros/as. Demos comprensión, cariño y “alguito más”.

Que el “darles vosotros de comer” del evangelio, nos estimule y lo que hagamos sea con tanta fe y cariño que nos queden “doce canastos con las sobras”.

Josefina Nieto

Efecto de la crisis económica en Bombardópolis, Haiti


Poco saben de la crisis en los pueblos en los que viven las hermanas, a pesar de que en el mundo hoy no se habla de otra cosa. Poco pueden decirnos de sus efectos y consecuencias. Estos pueblos han respondido a esta voraz crisis de la misma manera que hicieron antes de que comenzara. Allí no se sabe mucho de esto. Son pueblos que viven, siempre, dentro de la pobreza más absoluta. Las hermanas que habitan en Haití nos cuentan cómo es allí la vida, cómo hace la gente para sobrevivir en condiciones infrahumanas, cómo luchan por mejorar, ayudándose unos a otros a salir adelante y sin perder la esperanza de un futuro mejor.

Haití, un pueblo que muere de hambre bajo la indiferencia del mundo

En Haití, uno de los países más pobres del mundo, los habitantes con menores recursos han tenido que recurrir al lodo como alimento de la dieta básica. Con el aumento de los precios de los alimentos, muchos de los más pobres no pueden comprar siquiera un plato de arroz por día. El lodo ha sido favorecido desde hace mucho tiempo por las mujeres embarazadas y los niños como antiácido y fuente de calcio. Sin embargo, para la población de los barrios más humildes, las galletitas hechas con tierra, sal y mantequilla vegetal se han convertido en una fuente regular de sustento.

La agencia de los alimentos de las Naciones Unidas está cada vez más preocupada por los precios de los alimentos, que están subiendo fuertemente debido a varios factores climáticos y económicos. La mayor demanda de biocombustibles significa que se dedican menos terrenos a los cultivos alimenticios, lo que a su vez provoca una disminución de suministros y mayores precios. La Organización de Alimentos y Agricultura de la ONU lanzó un plan para combatir los aumentos de precios de los comestibles que incluye la distribución de vales a los agricultores para comprar semillas y fertilizantes en países pobres.


Los expertos dicen que los efectos sobre la salud son variados. La tierra puede contener parásitos mortíferos o toxinas industriales. Los médicos haitianos dicen que depender de las galletitas para sobrevivir conlleva un severo riesgo de desnutrición. Pero en Haití, los aumentos de precios y la escasez de alimentos amenazan la frágil estabilidad del país, y las galletitas de lodo son una de las poquísimas opciones que tienen los más pobres para no morirse de hambre.

Bombardópolis, Haití


“En este país hay poca producción nacional debido, en parte, a la falta de materia prima, al clima tan variable, tiempos de extensas lluvias que arrasan con todos los sembrados, o sequías intensas que los queman perdiendo gran parte de plantaciones. Todo esto hace que el país sobreviva de las importaciones, muchas de ellas donadas, con una precaria, débil e indigente economía nacional.

Unido a este problema, está el que produce la falta de infraestructura vial, la mayor parte de las “carreteras” de nuestra zona son caminos destapados que hacen difícil el acceso e intercambio de productos de un lugar a otro. Los medios utilizados para la movilización, son coches destartalados, además de burros y mulas, que como dice el refrán “alzando la enjalma, se le ven las
peladuras”. Animales que reciben un trato fuerte, poca y mala alimentación y un trabajo arduo para hacer.

Además, los fenómenos naturales: ciclones, tormentas tropicales etc., nos acompañaron en varios meses del año, propiciando desastres de gran envergadura, muertes de personas, animales y destrucción de productos agrícolas.

Una de las últimas medidas dadas por el gobierno nacional, está afectando y encareciendo, aún más nuestra vida, y esta medida consiste en no permitir la entrada directa de barcos a Port de Paix, capital de nuestro departamento, cambiando el rumbo a la capital, Puerto Príncipe, recargando de impuestos a todos los artículos, complicando así el traslado a otro lugar, aumentando el costo del transporte y las incomodidades de los viajes.

Ubicándonos en nuestra zona de Bombardópolis, situado al noreste de Haití, todas estas situaciones nos han afectado; escaseando los alimentos, subida de precios exagerada, duplicando y hasta triplicando el valor de los productos de primera necesidad que son la base alimenticia de la región (maíz, frijol, azúcar, verduras, aceite, etc.), a esto también se le añaden la muerte de cantidad de animales (cabritos, gallinas, marranos). Gracias a Dios en nuestra zona no hubo víctimas, aunque sí muchas casas deterioradas y caminos destruidos, impidiendo la entrada y salida de nuestro lugar.

ECONOMÍA AGRARIA
La Parroquia San Francisco de Asís de gran extensión, cuenta con más de 50.000 habitantes, repartidos en 35 pequeñas aldeas. Bombardópolis, sede de la Parroquia, es un pueblo de unos 2.000 habitantes, habitado en su mayoría por campesinos, que se dedican a una economía agraria de subsistencia que apenas da para sobrevivir, para malvivir.

A pesar de todos estos desastres, observamos, como la fe en Dios y la esperanza, mantiene nuestro pueblo en una confianza grande de que vendrán tiempos mejores y nosotras vamos experimentando lo mismo, seguras de que el Señor jamás nos falla, y siempre nos acompañará.

Nuestro pueblo, por su situación geográfica tan lejana de la Capital, su pequeñez, su pobreza material y aislamiento, es poco conocido, así y todo, gracias a las personas que han tenido la oportunidad de llegar hasta aquí y de los contactos que como
Iglesia vamos teniendo, sobre todo de otros países al conocer nuestra realidad, no se han hecho esperar en ayudas, paliando el hambre en muchas familias de nuestra zona y en otos lugares.

También alguna ONG se ha volcado en proporcionarnos ropa, alimentos y artículos de primera necesidad.

Uno de los tantos trabajos nuestros es organizar la ayuda alimenticia que llega a las escuelas.

Los niños se han beneficiado, no solo con una buena ración diaria de alimento, sino también con el apoyo de un médico y enfermeras cubanos, que pasan por las escuelas revisando la salud de cada alumno, detectando malnutrición, parásitos, problemas de piel…, todo fruto del hambre existente. Gracias a este programa, se va mejorando la salud, crecimiento y desarrollo de los niños, con medicamentos, vitaminas, etc., que hemos
podido adquirir gracias al apoyo económico que vamos recibiendo.

Hemos podido construir algunas casitas de los más pobres de la zona y empezado un programa para hacer depósitos (cisternas) que recojan el agua de lluvia que cae sobre el tejado de uralita, pues aquí no hay acueducto, ni alcantarillado, y todo depende del agua llovida.

Como ven, la providencia jamás nos abandona y sea este medio para darle gracias a todos los benefactores que hacen posible nuestra presencia y trabajos en este precioso terruño de Haití. Dios les bendiga.”

Carta de las hermanas de Bombardópolis



«Se podría decir irónicamente que, en esta ocasión,
a los más pobres y marginados del planeta
no les afecta directamente esta crisis.
Viven en ella permanentemente»



Mercadillo solidario


Queridos amigos:
Un año más, y ya van dos, hemos organizado el Mercadillo Solidario. Con ayuda de todos esta actividad va camino de convertirse en tradición.


Este año nos hemos organizado mejor y cada uno, en su medida, ha ido colaborando y aportando ideas. Muchos pocos hacen un mucho.


Fue un fin de semana intenso. Abrimos el sábado por la tarde y el domingo por la mañana (sin olvidar los intensos preparativos del viernes). La afluencia de gente fue alta a pesar del frío, la lluvia y la crisis.

Mediante el mercadillo nos dimos a conocer, afianzamos relaciones (incluso hay un fichaje de importante experto) y paso a paso, Misión Compartida va haciendo camino.

El dinero recaudado ha sido 4.058,10 que será destinado después de pagar los gastos al Centro de Promoción de la Mujer que llevan las hermanas de la Compañía Misionera en Jeberos (pueblo del interior de la selva amazónica en el Perú, departamento de Loreto).


Tenemos ganas, ilusión más ideas y proyectos por delante. Os iremos informando.
Y si nos quieres ayudar TE ESPERAMOS.

Beatriz Corcés.

Misionera laica de la Compañía Misionera