martes, 17 de febrero de 2009

Bombardópolis, Haití


“En este país hay poca producción nacional debido, en parte, a la falta de materia prima, al clima tan variable, tiempos de extensas lluvias que arrasan con todos los sembrados, o sequías intensas que los queman perdiendo gran parte de plantaciones. Todo esto hace que el país sobreviva de las importaciones, muchas de ellas donadas, con una precaria, débil e indigente economía nacional.

Unido a este problema, está el que produce la falta de infraestructura vial, la mayor parte de las “carreteras” de nuestra zona son caminos destapados que hacen difícil el acceso e intercambio de productos de un lugar a otro. Los medios utilizados para la movilización, son coches destartalados, además de burros y mulas, que como dice el refrán “alzando la enjalma, se le ven las
peladuras”. Animales que reciben un trato fuerte, poca y mala alimentación y un trabajo arduo para hacer.

Además, los fenómenos naturales: ciclones, tormentas tropicales etc., nos acompañaron en varios meses del año, propiciando desastres de gran envergadura, muertes de personas, animales y destrucción de productos agrícolas.

Una de las últimas medidas dadas por el gobierno nacional, está afectando y encareciendo, aún más nuestra vida, y esta medida consiste en no permitir la entrada directa de barcos a Port de Paix, capital de nuestro departamento, cambiando el rumbo a la capital, Puerto Príncipe, recargando de impuestos a todos los artículos, complicando así el traslado a otro lugar, aumentando el costo del transporte y las incomodidades de los viajes.

Ubicándonos en nuestra zona de Bombardópolis, situado al noreste de Haití, todas estas situaciones nos han afectado; escaseando los alimentos, subida de precios exagerada, duplicando y hasta triplicando el valor de los productos de primera necesidad que son la base alimenticia de la región (maíz, frijol, azúcar, verduras, aceite, etc.), a esto también se le añaden la muerte de cantidad de animales (cabritos, gallinas, marranos). Gracias a Dios en nuestra zona no hubo víctimas, aunque sí muchas casas deterioradas y caminos destruidos, impidiendo la entrada y salida de nuestro lugar.

ECONOMÍA AGRARIA
La Parroquia San Francisco de Asís de gran extensión, cuenta con más de 50.000 habitantes, repartidos en 35 pequeñas aldeas. Bombardópolis, sede de la Parroquia, es un pueblo de unos 2.000 habitantes, habitado en su mayoría por campesinos, que se dedican a una economía agraria de subsistencia que apenas da para sobrevivir, para malvivir.

A pesar de todos estos desastres, observamos, como la fe en Dios y la esperanza, mantiene nuestro pueblo en una confianza grande de que vendrán tiempos mejores y nosotras vamos experimentando lo mismo, seguras de que el Señor jamás nos falla, y siempre nos acompañará.

Nuestro pueblo, por su situación geográfica tan lejana de la Capital, su pequeñez, su pobreza material y aislamiento, es poco conocido, así y todo, gracias a las personas que han tenido la oportunidad de llegar hasta aquí y de los contactos que como
Iglesia vamos teniendo, sobre todo de otros países al conocer nuestra realidad, no se han hecho esperar en ayudas, paliando el hambre en muchas familias de nuestra zona y en otos lugares.

También alguna ONG se ha volcado en proporcionarnos ropa, alimentos y artículos de primera necesidad.

Uno de los tantos trabajos nuestros es organizar la ayuda alimenticia que llega a las escuelas.

Los niños se han beneficiado, no solo con una buena ración diaria de alimento, sino también con el apoyo de un médico y enfermeras cubanos, que pasan por las escuelas revisando la salud de cada alumno, detectando malnutrición, parásitos, problemas de piel…, todo fruto del hambre existente. Gracias a este programa, se va mejorando la salud, crecimiento y desarrollo de los niños, con medicamentos, vitaminas, etc., que hemos
podido adquirir gracias al apoyo económico que vamos recibiendo.

Hemos podido construir algunas casitas de los más pobres de la zona y empezado un programa para hacer depósitos (cisternas) que recojan el agua de lluvia que cae sobre el tejado de uralita, pues aquí no hay acueducto, ni alcantarillado, y todo depende del agua llovida.

Como ven, la providencia jamás nos abandona y sea este medio para darle gracias a todos los benefactores que hacen posible nuestra presencia y trabajos en este precioso terruño de Haití. Dios les bendiga.”

Carta de las hermanas de Bombardópolis



«Se podría decir irónicamente que, en esta ocasión,
a los más pobres y marginados del planeta
no les afecta directamente esta crisis.
Viven en ella permanentemente»