domingo, 18 de diciembre de 2011

¿SE VIENEN CONMIGO AL CONGO?


Un puente largo en el tiempo y espacio nos lleva hasta allí, y Puente Misionero les habla hoy de esta bella tierra africana. En ella resuena todavía, desde el cuatro de septiembre pasado, los sones de una alegre fiesta de recuerdo y realidad.

Se celebró el cincuenta aniversario de su fundación viviendo el gozo de esta vida pasada en la República Democrática del Congo que las hermanas sienten hoy como suyo.

Se han vivido días maravillosos de luces, música y bailes (como solo los africanos saben hacerlo y bailarlo) y una solemne liturgia con varios obispos y treinta y cinco sacerdotes, porque también los africanos viven su fe y su liturgia de una manera especial.

Seguidamente se van a enterar de muchas cosas, sobre la aventura que empezó hace cincuenta años, cuando un grupo de ilusionadas hermanas muy jóvenes, emprendieron este largo viaje en el tiempo y el espacio, hacia un lugar tan distinto a España, en clima, lengua, costumbres... y se fueron para siempre.

Estos primeros pasos han sido seguidos por otras hermanas que han consolidado la misión adoptando el Congo como su propio país.
Hoy día se cuenta también con misioneras nativas que no dudan en dejar su país para llegar a otros lugares.

Josefina Nieto

50 Años de la Compañia Misionera en el CONGO


Acabamos de celebrar esta efeméride con la alegría y solemnidad propia de estas tierras africanas:
La gran celebración Eucarística celebrada el 4 de septiembre en una de nuestras parroquias de Kinshasa, San Eloy, fue ocasión de un gran encuentro y de acción de gracias por todo lo que el Señor nos ha dejado hacer en su campo de trabajo del Congo.
Ocasión de compartir con multitud de amigos y colaboradores de nuestras misiones.

La iglesia desbordando de alegría, de color y de vida en una preciosa liturgia presidida por nuestro Cardenal y amigo Mgr. Laurent Monsengwo, por el Obispo de Idiofa, Mgr Moko y por 35 sacerdotes. Numerosas comunidades religiosas se unieron a nuestra celebración y compartimos luego una alegre comida de hermandad.

Todo ello fue precedido por el análisis de este gran recorrido de 50 años transcurridos a través de muchas dificultades, sacrificios y muerte, pero también mucha vida, confianza y fe en Dios que todo lo puede y nos acompaña en nuestro caminar; porque estamos convencidas de que la Compañía le pertenece, es obra del Corazón de Cristo y don de sus manos aquí en el Congo, como en otros rincones de la tierra.
Con El Seguimos nuestro caminar en este nuevo periodo que se inaugura.

Pequeña historia:

En 1961, apenas declarada la Independencia del Congo Belga, cinco hermanas de la Compañía salieron de España, de nuestra casa en la C/ Loma- MADRID, para comenzar en el corazón de África, la misión evangelizadora que estaba en sus inicios. Respondían a una llamada de Mgr. Toussaint, obispo Oblato de María Inmaculada, belga, a quien se le habían asignado grandes zonas en la región de Bandundu, Idiofa.

Eloisa Cuellar, Carmen Julià, Antonia Mingito, Josefina Solans y Camino Arraiza, de cinco provincias bien distintas de España, unían sus vidas, su juventud, sus conocimientos, su fe y su entusiasmo misionero y empezaron la misión de Intswen, donde se iniciaba la obra de la Compañía Misionera en África.


Los grandes esfuerzos de puesta en marcha de la misión de Intswem entre las tribus babundas, se vieron pronto interrumpidos por la « Rebelión Mulelista » en enero de 1964; año trágico para la Diócesis de Idiofa.

Las hermanas tienen que abandonar la misión pero salvan sus vidas en medio de la turbulencia y la barbarie. Las consecuencias son graves, varios Padres Oblatos sufren el martirio, la región vive una desestabilización total. Las misiones son saqueadas por los rebeldes y abandonadas.

Pasado un cierto tiempo, y una vez controlada la rebelión, las hermanas llamadas por el Obispo Mgr. Toussaint, preparan su regreso. Nada les frena en su deseo de ayudar a la población tan duramente castigada por los grandes desordenes.
Vienen con nuevos ánimos, más experiencia, nuevas formas de trabajar.

Las primeras tareas en la Misión serán de recuperar las niñas y jóvenes, victimas más sensibles por su vulnerabilidad. Sanidad, escuelas básicas de recuperación, visitas a los pueblos, reflexión y concientización sobre los hechos ocurridos… Dar vida, abrir horizontes, crear esperanza, curar, acompañar, enseñar, bajo el empuje del amor del Corazón de Jesús.

Nuevas misioneras van llegando…y nuevos lugares de la misión: En Idiofa: en Mwilambongo, Koshimbanda, Matshi y Banga-Banneux; en Kinshasa: Ndolo, Lingwala y Kintambo. En el Congo Brazzaville: M’Nfwati.

Han transcurrido 50 años y el país sigue lleno de conflictos, buscando su camino en medio de un mundo globalizado. El continente Africano y concretamente el Congo es objeto de la mirada y ambiciones de los grandes de este mundo a causa de las grandes riquezas que encierra su subsuelo… Ello es la causa de la guerra prolongada durante 9 años y con nuevos rebrotes en las zonas fronterizas de los Grandes Lagos.

Se celebran nuevas elecciones Presidenciales, que en estos momentos parecen más camino de conquista hacia el poder que de servicio al pueblo.

La Compañía y cada una de las hermanas que hemos adoptado el Congo como nuestro país de adopción, vibramos y compartimos cada acontecimiento, nos solidarizamos con cada amenaza, intentando siempre mirar al futuro con una visión de esperanza, pensando que un mundo mejor es posible para nuestro pueblo.
Hacemos un recuerdo especial de las hermanas que han dejado nuestra tierra después de haber entregado sus vidas por el Congo con total generosidad. Ellas gozan y nos acompañan desde la casa de Paz y de Luz eternas del Padre: Elvira Melendres, Antonia Mingito, Lola Lopez, Carmen Julia, María Vilalta, Celia Perurena, y Mª Luisa Yañez.

Tampoco podemos olvidar a todas aquellas hermanas que trabajaron en el Congo que nos animan desde otros lugares de misión esparcidas por el mundo.
Recordamos en especial las hermanas mayores y enfermas cuyo corazón ha quedado en el Congo y esperan el paso del Señor desde el servicio, el sufrimiento y la oración. Nuestra gratitud se vuelve hacia todas ellas por toda la labor realizada a lo largo de todos estos años.

Balance de este recorrido de 50 años

•    Constatamos que el amor por nuestro pueblo ha crecido día a día.
•    Son incontables el número de jóvenes, niños y familias que hemos podido ayudar, formar, curar, acompañar, enseñar.
•    Nuestra familia religiosa está dando sus frutos en jóvenes religiosas, bien formadas, que van cogiendo responsabilidades, varias de ellas misioneras en otros países lejanos.

Objetivos al presente

Nuestro carisma misionero sigue enviándonos a « evangelizar amando » en sencillez de vida, cercanía y espíritu de familia.

Nos empuja a:
Denunciar el mal que nos rodea, la pobreza, la injusticia, la corrupción, los abusos y la ignorancia de la mujer,

El kindoki (brujería)…
Anunciar que Jesús y su Evangelio es lo mejor que podemos ofrecerles, porque su Palabra es Vida, Luz y Salvación.

Nuestras actitudes en esta nueva etapa que emprendemos después de celebrar los 50 años deben ser las de:
Mujeres fuertes, marcadas por la experiencia del amor del Corazón de Cristo, convencidas de la Misión de Jesús, portadoras de luz, de vida, de alegría y esperanza, con una predilección hacia los más pobres, en medio de nuestro pueblo a partir de la tarea encomendada a cada una de las hermanas.

Nuestras armas:
La sencillez, la humildad, el servicio y la oración
La escucha y la acogida, formando y defendiendo los derechos de la mujer y protegiendo los derechos de los pobres.
Todo un programa siguiendo los pasos de Madre Pilar Navarro que nos ha dejado un legado de humanidad, de sencillez, de realismo y de profunda visión de la obra misionera

« Que nuestra familia, la Compañía Misionera del Sagrado Corazón de Jesús viva unida según el espíritu del clan africano »… (Clan en que todos los miembros vienen de una misma sangre ancestral), porque en cada una de nosotras circula la misma sangre de Jesús que nos ha redimido y nos fortalece día a día en la Eucaristía

“Año de jubileo concuerda con “año de Justicia del Reino y de liberación de los oprimidos” que vuestra acción profética en favor de los marginados y oprimidos sea una acción prioritaria a favor de nuestra sociedad congolesa” de Mgr Laurent Monsengwo, Cardenal de Kinshasa)

Roser Morera

Homilía del Cardenal L. M. PASINYA


Excelencias,
Distinguidos invitados,
Queridos hermanos y hermanas,

Hoy, es un día de regocijo, ya que hoy las Hermanas de la Compañía Misionera del Sagrado Corazón de Jesús conmemoran los cincuenta años de su presencia en nuestro país.

Gracias sean dadas a Dios por las maravillas que El ha realizado en sus vidas y, por su acción misionera, en nuestro pueblo. « ¿Cómo agradecer al Señor tanto bien hecho, que nadie conoce, sino solo El? ».
Si, realmente la presencia de las hermanas de la Compañía Misionera del Sagrado Corazón ha sido una bendición para nuestra Diócesis y para la Diócesis de Idiofa. Hemos conocido a unas Hermanas muy queridas por su estilo de vida y por su trabajo apostólico marcado por su simplicidad, su cercanía con la gente y el calor de sus relaciones humanas. Gracias, hermanas por vuestro testimonio y lo que el ha aportado a nuestra Iglesia.

Cincuentenario « rima » con « año de reconocimiento de Nuestro Señor» (Lc 4, 19): que el Señor os haga rebosar de júbilo a la medida del Amor de su Corazón. Cincuentenario « rima » también con «el Anuncio de la Buena Nueva a los pobres » (cf. Lc 4, 18): pueda el Señor aumentar en vosotras el amor hacia los pobres tan característico de vuestra Congregación. (cf. Lc 4, 18).
Cincuentenario « rima » con la justicia del Reino y la liberación de los oprimidos. Quiera el Señor que vuestra acción profética en favor de los marginados y oprimidos tenga un efecto favorable en nuestra sociedad congolesa.

Como nos dice San Pablo en su carta a los Romanos: « No tengáis deuda alguna con nadie, sino la de amaros los unos a los otros… el amor no hace ningún mal al prójimo, el amor es el total cumplimiento de la ley » (Rm 13, 8-10). Este amor hoy día es muy necesario, ya que nuestra sociedad se caracteriza cada vez mas por el egoísmo: se discute todo, se corre detrás de los bienes materiales para apropiárselos a uno mismo; el hermano ya no existe, y se le coloca entre los olvidados (cf. 2ème lectura).

Es por lo que el amor nos invita a la corrección fraterna, de la que Mateo nos muestra como hacían en su comunidad. En una comunidad donde se acepta la corrección fraterna con gozo y con naturalidad, es una comunidad de larga vida, como es una comunidad donde se ora en común y se perdonan mutualmente.

Una comunidad así conoce Dios, ya que Dios está en medio de ella. Una comunidad donde no se acepta la corrección fraternal, donde no se ora en común y donde no se perdona, esta condenada al fracaso, ya que el Señor no está presente, El que es en quien la funda y la convoca.

Ahora, que aprovechando la celebración del cincuentenario, cuatro de las hermanas van a hacer su profesión y compromiso de por vida con Jesucristo, que deciros sino que los votos religiosos se resumen en vivir el misterio pascual con Jesucristo.

 Es este misterio que se llama la obediencia, la castidad y la pobreza como Cristo y con El. Le pedimos al Señor que os conceda el vivir con alegría y generosidad vuestros compromisos religiosos. « Que el Dios de la esperanza os llene de gozo y paz en la fe, para que desbordéis de esperanza por la fuerza del Santo Espíritu. » (Rm 15, 13).

En este hermoso día, no podemos olvidar a las hermanas que han entregado sus vidas al servicio de la misión aquí en el Congo y sobre todo en Kinshasa, y que ya están en la casa del Padre. Pensamos en las hermanas Lola López y Carmen Juliá que hemos conocido en los años 1970-80. Que el Señor les recompense estando a su lado y en su casa de paz y luz eterna.

¡Que viva por siempre la Compañía Misionera del Sagrado Corazón y que el Señor sea siempre vuestro ideal y que El os colme de gracia! Amen.

San Eloy el 04 septiembre 2011
MONSENGWO PASINYA

Confiada en tu amor infinito


Me han pedido que cuente algo del día de mi primera profesión en la Compañía Misionera del Sagrado Corazón de Jesús, que fue el 8 de Octubre. Lo que quisiera hacer es “dar gracias a Dios por tanto bien recibido”. Además, en ese día me encontré de cara con todo ello o con cosas que me lo podían recordar.

Ya el día anterior, a partir de las 20h aproximadamente, empezó a sonar el timbre y a llegar mi familia. En cosa de una hora más o menos teníamos una invasión en la casa, dentro, fuera en el patio, todos hablando, los niños corriendo por todas partes,… Dos palabras me salían en ese momento: invasión y alegría. No me había dado tanta cuenta antes, pero en ese momento, al percibir el contraste, me di cuenta de que ese alboroto me resultaba muy familiar, y que en ese ambiente he crecido yo. También me di cuenta de que esa experiencia del amor de Dios de la que nace la Compañía seguramente yo la había recibido en mi familia, pero casi sin ser consciente de ello. Y esto empezando por la familia más directa, pero continuando por abuelos, tíos y primos. Descubrirlo me hizo empezar el día con alegría y agradecimiento.

También vino desde Castellón una amiga y gente de la comunidad a la que pertenecí, personas con las que he compartido mucho de mi vida antes de entrar en la Compañía.

Y para traerme aires frescos desde Perú, apareció Inmaculada recién llegada hacía unas 2h. Y con ella, el recuerdo de todas las hermanas, de la gente y de las distintas misiones por las que he pasado, durante mi experiencia en Perú.

Y también de la parroquia, y algunas otras personas a las que he conocido en Madrid, las hermanas de las Rosas y mi comunidad de Canillejas. Toda esta presencia me hizo también recordar y agradecer todo lo vivido en estos dos años.

Me sentí muy acompañada por todos los que estuvieron presentes y también por los que no estuvieron pero me hicieron llegar su recuerdo de una u otra manera.

La alegría de ese día fue por una parte por este digamos “encuentro” con casi toda mi vida, y por otra la posibilidad de compartir con todos ellos un poco de lo que es ahora, de lo que quiero vivir. Me ha gustado el preparar poco a poco las lecturas, elegir los cantos,… y montar el cuadernillo, porque de esa forma me he sentido muy identificada en todo momento en la celebración, y sentía que todo el conjunto iba hablando por mí, ya que yo no soy de muchas palabras.

Yo creo que es una mezcla de vivencias, cosas que me han ayudado o acompañado y también deseos, lo que me gustaría o cómo me gustaría vivir. Por ejemplo, la frase que puse en la portada: “Yo dormía y soñaba que la vida era alegría. Desperté y vi que la vida era alegría. Serví y vi que el servicio era alegría.” (R. Tagore). Es una frase que conozco desde pequeña, porque la tenía una tía mía en su casa, me llamó mucho la atención y me la aprendí. Poco a poco me di cuenta de que encerraba una gran verdad y me proponía vivirla, pero no fue hasta mi primera experiencia en Perú que la descubrí completamente, porque la viví pero yo digo que como un regalo, sin proponerme nada. Y esta relación entre servicio y alegría creo que ha sido un poco el motor de mi vocación, algo que me ha ido acompañando, inquietando, motivando,…

Así viví yo ese día, y termino como empezaba:
“Confiada en tu amor infinito…”,
y con una petición que expresé al final de la acción de gracias:
“Tú, profunda energía, invádeme, para que mi vida aprenda a darse desde tu ser”,
Sabiendo que todo lo que he recibido es para darlo.

Marta Iturralde Renau