jueves, 3 de septiembre de 2009

Escolarización para los niños más pobres de Poipet (Camboya)

Una manera que hemos encontrado de mostrar el amor y la cercanía de Dios a nuestros hermanos es a través de un pequeño programa que llamamos “Niñ@s de Esperanza”. Se trata de ayudar a niñ@s de familias pobres y necesitadas para que vayan a la escuela. Les facilitamos los útiles escolares y les damos un aporte mensual en arroz, sardinas y útiles de aseo personal. La falta de escolarización es una de las mayores necesidades que encontramos en Poipet. Lo común es encontrar niños y niñas entre 9 y 15 años trabajando para ayudar a sus familias, o que son ellos los encargados de cuidar a sus hermanos menores. Aquí en Poipet la gente pobre solo piensa en cómo conseguir la comida ese día, si tienen suerte conseguirán unos 2 dólares para solucionar su existencia ese día y así uno sobre otro… El interés o dedicación por la educación de los niños, como suele pasar en nuestros países, todavía no es parte de su rutina o preocupación.

Lok Vuanna es el jefe de uno de los pueblos donde ayudamos a algun@s niñ@s con estas becas de escolarización, él y su personal que conocen bien la realidad de las familias nos ayudan con la elección de los niños. Desminando una zona de Poipet, Lok Vuanna sufrió un accidente de mina y desde entonces quedo amputado de las dos piernas y perdió un ojo, ahora se moviliza en silla de ruedas. El dice que esta realidad suya lo hace sensible al sufrimiento y necesidad de los pobres de su pueblo. Con generosidad y cariño nos permite que cada mes tengamos encuentros con l@s niñ@s de nuestro programa en las instalaciones de su ONG.


Hacemos seguimiento a l@s nin@s en sus casas y en las escuelas a donde asisten, nos interesamos por sus vidas, problemas y necesidades; los visitamos, escuchamos y animamos a que asistan a la escuela, a que sean aseados y educados; queremos que empiecen a adquirir valores como el respeto, la responsabilidad, la honestidad, la generosidad…Por eso en los encuentros mensuales una profesora khmer a través de historias, cantos y juegos les inculca algún valor. Lo gratificante de esta tarea es la respuesta que l@s niñ@s y sus padres van dando, empiezan a hacerse cargo del valor de la educación y muestran interés por aprender y hacernos ver sus avances en el aprendizaje a pesar de la pobreza de la educación en las escuelas. Pero quizá lo que más nos hace vibrar es ver como poco a poco los rostros y sonrisas de nuestro niñ@s van cambiando. La cara triste y desolada del niño o la niña que vimos por primera vez se va convirtiendo en un rostro alegre, esperanzado e iluminado por una hermosa sonrisa. Cada vez que los encontramos nos reciben con un acogedor y expresivo “Chumbriesuo Bong Srai” (Hola hermana!).