Sube a nacer conmigo,
dice el poeta Neruda.
Baja a nacer conmigo,
dice el Dios de Jesús.
Hay que nacer de nuevo,
hermanos Nicodemos
y hay que nacer subiendo
desde abajo.
De esperanza en
esperanza,
de pesebre en pesebre,
todavía hay Navidad.
Desconcertados por el
viento del desierto
que no sabemos de donde
viene
ni adonde va.
Encharcados en sangre y
en codicia,
prohibidos de vivir
con dignidad,
sólo este Niño puede
salvarnos.
De esperanza en
esperanza,
de pesebre en pesebre,
de Navidad en Navidad.
Siempre de noche
naciendo de nuevo,
Nicodemos.
“Desde las periferias
existenciales;”
con la fe de María
y los silencios de José
y todo el Misterio del
Niño,
hay Navidad.
Con los pobres de la
tierra,
confesamos
que Él nos ha amado
hasta el extremo
de entregarnos su propio
Hijo,
hecho Dios venido a
menos,
en una Kenosis total.
Y es Navidad.
Y es Tiempo Nuevo.
Y la consigna es
que todo es Gracia,
todo es Pascua,
todo es Reino.
Pedro Casaldáliga