domingo, 18 de diciembre de 2011

¿SE VIENEN CONMIGO AL CONGO?


Un puente largo en el tiempo y espacio nos lleva hasta allí, y Puente Misionero les habla hoy de esta bella tierra africana. En ella resuena todavía, desde el cuatro de septiembre pasado, los sones de una alegre fiesta de recuerdo y realidad.

Se celebró el cincuenta aniversario de su fundación viviendo el gozo de esta vida pasada en la República Democrática del Congo que las hermanas sienten hoy como suyo.

Se han vivido días maravillosos de luces, música y bailes (como solo los africanos saben hacerlo y bailarlo) y una solemne liturgia con varios obispos y treinta y cinco sacerdotes, porque también los africanos viven su fe y su liturgia de una manera especial.

Seguidamente se van a enterar de muchas cosas, sobre la aventura que empezó hace cincuenta años, cuando un grupo de ilusionadas hermanas muy jóvenes, emprendieron este largo viaje en el tiempo y el espacio, hacia un lugar tan distinto a España, en clima, lengua, costumbres... y se fueron para siempre.

Estos primeros pasos han sido seguidos por otras hermanas que han consolidado la misión adoptando el Congo como su propio país.
Hoy día se cuenta también con misioneras nativas que no dudan en dejar su país para llegar a otros lugares.

Josefina Nieto

50 Años de la Compañia Misionera en el CONGO


Acabamos de celebrar esta efeméride con la alegría y solemnidad propia de estas tierras africanas:
La gran celebración Eucarística celebrada el 4 de septiembre en una de nuestras parroquias de Kinshasa, San Eloy, fue ocasión de un gran encuentro y de acción de gracias por todo lo que el Señor nos ha dejado hacer en su campo de trabajo del Congo.
Ocasión de compartir con multitud de amigos y colaboradores de nuestras misiones.

La iglesia desbordando de alegría, de color y de vida en una preciosa liturgia presidida por nuestro Cardenal y amigo Mgr. Laurent Monsengwo, por el Obispo de Idiofa, Mgr Moko y por 35 sacerdotes. Numerosas comunidades religiosas se unieron a nuestra celebración y compartimos luego una alegre comida de hermandad.

Todo ello fue precedido por el análisis de este gran recorrido de 50 años transcurridos a través de muchas dificultades, sacrificios y muerte, pero también mucha vida, confianza y fe en Dios que todo lo puede y nos acompaña en nuestro caminar; porque estamos convencidas de que la Compañía le pertenece, es obra del Corazón de Cristo y don de sus manos aquí en el Congo, como en otros rincones de la tierra.
Con El Seguimos nuestro caminar en este nuevo periodo que se inaugura.

Pequeña historia:

En 1961, apenas declarada la Independencia del Congo Belga, cinco hermanas de la Compañía salieron de España, de nuestra casa en la C/ Loma- MADRID, para comenzar en el corazón de África, la misión evangelizadora que estaba en sus inicios. Respondían a una llamada de Mgr. Toussaint, obispo Oblato de María Inmaculada, belga, a quien se le habían asignado grandes zonas en la región de Bandundu, Idiofa.

Eloisa Cuellar, Carmen Julià, Antonia Mingito, Josefina Solans y Camino Arraiza, de cinco provincias bien distintas de España, unían sus vidas, su juventud, sus conocimientos, su fe y su entusiasmo misionero y empezaron la misión de Intswen, donde se iniciaba la obra de la Compañía Misionera en África.


Los grandes esfuerzos de puesta en marcha de la misión de Intswem entre las tribus babundas, se vieron pronto interrumpidos por la « Rebelión Mulelista » en enero de 1964; año trágico para la Diócesis de Idiofa.

Las hermanas tienen que abandonar la misión pero salvan sus vidas en medio de la turbulencia y la barbarie. Las consecuencias son graves, varios Padres Oblatos sufren el martirio, la región vive una desestabilización total. Las misiones son saqueadas por los rebeldes y abandonadas.

Pasado un cierto tiempo, y una vez controlada la rebelión, las hermanas llamadas por el Obispo Mgr. Toussaint, preparan su regreso. Nada les frena en su deseo de ayudar a la población tan duramente castigada por los grandes desordenes.
Vienen con nuevos ánimos, más experiencia, nuevas formas de trabajar.

Las primeras tareas en la Misión serán de recuperar las niñas y jóvenes, victimas más sensibles por su vulnerabilidad. Sanidad, escuelas básicas de recuperación, visitas a los pueblos, reflexión y concientización sobre los hechos ocurridos… Dar vida, abrir horizontes, crear esperanza, curar, acompañar, enseñar, bajo el empuje del amor del Corazón de Jesús.

Nuevas misioneras van llegando…y nuevos lugares de la misión: En Idiofa: en Mwilambongo, Koshimbanda, Matshi y Banga-Banneux; en Kinshasa: Ndolo, Lingwala y Kintambo. En el Congo Brazzaville: M’Nfwati.

Han transcurrido 50 años y el país sigue lleno de conflictos, buscando su camino en medio de un mundo globalizado. El continente Africano y concretamente el Congo es objeto de la mirada y ambiciones de los grandes de este mundo a causa de las grandes riquezas que encierra su subsuelo… Ello es la causa de la guerra prolongada durante 9 años y con nuevos rebrotes en las zonas fronterizas de los Grandes Lagos.

Se celebran nuevas elecciones Presidenciales, que en estos momentos parecen más camino de conquista hacia el poder que de servicio al pueblo.

La Compañía y cada una de las hermanas que hemos adoptado el Congo como nuestro país de adopción, vibramos y compartimos cada acontecimiento, nos solidarizamos con cada amenaza, intentando siempre mirar al futuro con una visión de esperanza, pensando que un mundo mejor es posible para nuestro pueblo.
Hacemos un recuerdo especial de las hermanas que han dejado nuestra tierra después de haber entregado sus vidas por el Congo con total generosidad. Ellas gozan y nos acompañan desde la casa de Paz y de Luz eternas del Padre: Elvira Melendres, Antonia Mingito, Lola Lopez, Carmen Julia, María Vilalta, Celia Perurena, y Mª Luisa Yañez.

Tampoco podemos olvidar a todas aquellas hermanas que trabajaron en el Congo que nos animan desde otros lugares de misión esparcidas por el mundo.
Recordamos en especial las hermanas mayores y enfermas cuyo corazón ha quedado en el Congo y esperan el paso del Señor desde el servicio, el sufrimiento y la oración. Nuestra gratitud se vuelve hacia todas ellas por toda la labor realizada a lo largo de todos estos años.

Balance de este recorrido de 50 años

•    Constatamos que el amor por nuestro pueblo ha crecido día a día.
•    Son incontables el número de jóvenes, niños y familias que hemos podido ayudar, formar, curar, acompañar, enseñar.
•    Nuestra familia religiosa está dando sus frutos en jóvenes religiosas, bien formadas, que van cogiendo responsabilidades, varias de ellas misioneras en otros países lejanos.

Objetivos al presente

Nuestro carisma misionero sigue enviándonos a « evangelizar amando » en sencillez de vida, cercanía y espíritu de familia.

Nos empuja a:
Denunciar el mal que nos rodea, la pobreza, la injusticia, la corrupción, los abusos y la ignorancia de la mujer,

El kindoki (brujería)…
Anunciar que Jesús y su Evangelio es lo mejor que podemos ofrecerles, porque su Palabra es Vida, Luz y Salvación.

Nuestras actitudes en esta nueva etapa que emprendemos después de celebrar los 50 años deben ser las de:
Mujeres fuertes, marcadas por la experiencia del amor del Corazón de Cristo, convencidas de la Misión de Jesús, portadoras de luz, de vida, de alegría y esperanza, con una predilección hacia los más pobres, en medio de nuestro pueblo a partir de la tarea encomendada a cada una de las hermanas.

Nuestras armas:
La sencillez, la humildad, el servicio y la oración
La escucha y la acogida, formando y defendiendo los derechos de la mujer y protegiendo los derechos de los pobres.
Todo un programa siguiendo los pasos de Madre Pilar Navarro que nos ha dejado un legado de humanidad, de sencillez, de realismo y de profunda visión de la obra misionera

« Que nuestra familia, la Compañía Misionera del Sagrado Corazón de Jesús viva unida según el espíritu del clan africano »… (Clan en que todos los miembros vienen de una misma sangre ancestral), porque en cada una de nosotras circula la misma sangre de Jesús que nos ha redimido y nos fortalece día a día en la Eucaristía

“Año de jubileo concuerda con “año de Justicia del Reino y de liberación de los oprimidos” que vuestra acción profética en favor de los marginados y oprimidos sea una acción prioritaria a favor de nuestra sociedad congolesa” de Mgr Laurent Monsengwo, Cardenal de Kinshasa)

Roser Morera

Homilía del Cardenal L. M. PASINYA


Excelencias,
Distinguidos invitados,
Queridos hermanos y hermanas,

Hoy, es un día de regocijo, ya que hoy las Hermanas de la Compañía Misionera del Sagrado Corazón de Jesús conmemoran los cincuenta años de su presencia en nuestro país.

Gracias sean dadas a Dios por las maravillas que El ha realizado en sus vidas y, por su acción misionera, en nuestro pueblo. « ¿Cómo agradecer al Señor tanto bien hecho, que nadie conoce, sino solo El? ».
Si, realmente la presencia de las hermanas de la Compañía Misionera del Sagrado Corazón ha sido una bendición para nuestra Diócesis y para la Diócesis de Idiofa. Hemos conocido a unas Hermanas muy queridas por su estilo de vida y por su trabajo apostólico marcado por su simplicidad, su cercanía con la gente y el calor de sus relaciones humanas. Gracias, hermanas por vuestro testimonio y lo que el ha aportado a nuestra Iglesia.

Cincuentenario « rima » con « año de reconocimiento de Nuestro Señor» (Lc 4, 19): que el Señor os haga rebosar de júbilo a la medida del Amor de su Corazón. Cincuentenario « rima » también con «el Anuncio de la Buena Nueva a los pobres » (cf. Lc 4, 18): pueda el Señor aumentar en vosotras el amor hacia los pobres tan característico de vuestra Congregación. (cf. Lc 4, 18).
Cincuentenario « rima » con la justicia del Reino y la liberación de los oprimidos. Quiera el Señor que vuestra acción profética en favor de los marginados y oprimidos tenga un efecto favorable en nuestra sociedad congolesa.

Como nos dice San Pablo en su carta a los Romanos: « No tengáis deuda alguna con nadie, sino la de amaros los unos a los otros… el amor no hace ningún mal al prójimo, el amor es el total cumplimiento de la ley » (Rm 13, 8-10). Este amor hoy día es muy necesario, ya que nuestra sociedad se caracteriza cada vez mas por el egoísmo: se discute todo, se corre detrás de los bienes materiales para apropiárselos a uno mismo; el hermano ya no existe, y se le coloca entre los olvidados (cf. 2ème lectura).

Es por lo que el amor nos invita a la corrección fraterna, de la que Mateo nos muestra como hacían en su comunidad. En una comunidad donde se acepta la corrección fraterna con gozo y con naturalidad, es una comunidad de larga vida, como es una comunidad donde se ora en común y se perdonan mutualmente.

Una comunidad así conoce Dios, ya que Dios está en medio de ella. Una comunidad donde no se acepta la corrección fraternal, donde no se ora en común y donde no se perdona, esta condenada al fracaso, ya que el Señor no está presente, El que es en quien la funda y la convoca.

Ahora, que aprovechando la celebración del cincuentenario, cuatro de las hermanas van a hacer su profesión y compromiso de por vida con Jesucristo, que deciros sino que los votos religiosos se resumen en vivir el misterio pascual con Jesucristo.

 Es este misterio que se llama la obediencia, la castidad y la pobreza como Cristo y con El. Le pedimos al Señor que os conceda el vivir con alegría y generosidad vuestros compromisos religiosos. « Que el Dios de la esperanza os llene de gozo y paz en la fe, para que desbordéis de esperanza por la fuerza del Santo Espíritu. » (Rm 15, 13).

En este hermoso día, no podemos olvidar a las hermanas que han entregado sus vidas al servicio de la misión aquí en el Congo y sobre todo en Kinshasa, y que ya están en la casa del Padre. Pensamos en las hermanas Lola López y Carmen Juliá que hemos conocido en los años 1970-80. Que el Señor les recompense estando a su lado y en su casa de paz y luz eterna.

¡Que viva por siempre la Compañía Misionera del Sagrado Corazón y que el Señor sea siempre vuestro ideal y que El os colme de gracia! Amen.

San Eloy el 04 septiembre 2011
MONSENGWO PASINYA

Confiada en tu amor infinito


Me han pedido que cuente algo del día de mi primera profesión en la Compañía Misionera del Sagrado Corazón de Jesús, que fue el 8 de Octubre. Lo que quisiera hacer es “dar gracias a Dios por tanto bien recibido”. Además, en ese día me encontré de cara con todo ello o con cosas que me lo podían recordar.

Ya el día anterior, a partir de las 20h aproximadamente, empezó a sonar el timbre y a llegar mi familia. En cosa de una hora más o menos teníamos una invasión en la casa, dentro, fuera en el patio, todos hablando, los niños corriendo por todas partes,… Dos palabras me salían en ese momento: invasión y alegría. No me había dado tanta cuenta antes, pero en ese momento, al percibir el contraste, me di cuenta de que ese alboroto me resultaba muy familiar, y que en ese ambiente he crecido yo. También me di cuenta de que esa experiencia del amor de Dios de la que nace la Compañía seguramente yo la había recibido en mi familia, pero casi sin ser consciente de ello. Y esto empezando por la familia más directa, pero continuando por abuelos, tíos y primos. Descubrirlo me hizo empezar el día con alegría y agradecimiento.

También vino desde Castellón una amiga y gente de la comunidad a la que pertenecí, personas con las que he compartido mucho de mi vida antes de entrar en la Compañía.

Y para traerme aires frescos desde Perú, apareció Inmaculada recién llegada hacía unas 2h. Y con ella, el recuerdo de todas las hermanas, de la gente y de las distintas misiones por las que he pasado, durante mi experiencia en Perú.

Y también de la parroquia, y algunas otras personas a las que he conocido en Madrid, las hermanas de las Rosas y mi comunidad de Canillejas. Toda esta presencia me hizo también recordar y agradecer todo lo vivido en estos dos años.

Me sentí muy acompañada por todos los que estuvieron presentes y también por los que no estuvieron pero me hicieron llegar su recuerdo de una u otra manera.

La alegría de ese día fue por una parte por este digamos “encuentro” con casi toda mi vida, y por otra la posibilidad de compartir con todos ellos un poco de lo que es ahora, de lo que quiero vivir. Me ha gustado el preparar poco a poco las lecturas, elegir los cantos,… y montar el cuadernillo, porque de esa forma me he sentido muy identificada en todo momento en la celebración, y sentía que todo el conjunto iba hablando por mí, ya que yo no soy de muchas palabras.

Yo creo que es una mezcla de vivencias, cosas que me han ayudado o acompañado y también deseos, lo que me gustaría o cómo me gustaría vivir. Por ejemplo, la frase que puse en la portada: “Yo dormía y soñaba que la vida era alegría. Desperté y vi que la vida era alegría. Serví y vi que el servicio era alegría.” (R. Tagore). Es una frase que conozco desde pequeña, porque la tenía una tía mía en su casa, me llamó mucho la atención y me la aprendí. Poco a poco me di cuenta de que encerraba una gran verdad y me proponía vivirla, pero no fue hasta mi primera experiencia en Perú que la descubrí completamente, porque la viví pero yo digo que como un regalo, sin proponerme nada. Y esta relación entre servicio y alegría creo que ha sido un poco el motor de mi vocación, algo que me ha ido acompañando, inquietando, motivando,…

Así viví yo ese día, y termino como empezaba:
“Confiada en tu amor infinito…”,
y con una petición que expresé al final de la acción de gracias:
“Tú, profunda energía, invádeme, para que mi vida aprenda a darse desde tu ser”,
Sabiendo que todo lo que he recibido es para darlo.

Marta Iturralde Renau

lunes, 12 de septiembre de 2011

La vida siempre se abre camino


¡Cuantas noticias llegan cada día a nuestros oídos y a nuestro corazón!... Son tantas, que ya no tenemos tiempo para escucharlas ni casi capacidad para asimilarlas. Cuando celebramos la Pascua y se nos anuncio una buenísima noticia más importante que las que nos traen los medios.

¡Cristo Resucitó!.. Está Vivo entre nosotros. Está presente en el corazón de nuestra historia, tan conmocionada, como lo ha estado siempre a través de los siglos. Pero éste es “nuestro siglo” y en él, está también Cristo.

Esta historia no será realidad plena sin nuestra colaboración. Hemos de dar esta noticia con palabras, y con nuestra vida. Los amigos de Jesús lo vieron (y aun viéndole dudaban…), escucharon que les decía: “Shalom, no tengáis miedo, soy Yo. ¿Tenéis algo para comer?” ¡Paz!. Les desea “paz” que es alegría, gozo, fiesta, salud… Os doy mi “PAZ”, promesa de una vida mas bella y mas humana que la que viven hoy, en el mundo, tantos hermanos nuestros.

Y con Jesús hemos de estar nosotras/os yendo a comer con ellos, hermanos, tristes, enfermos, pobres, ilegales, prostitutas, presos…

Esto es lo que hacen nuestros misioneras/os. Es lo que hizo Soledad Arellano, hermana de la Compañía Misionera que celebró la vida con alegría y bebió, con los hombres y mujeres de la selva peruana, la copa de vino nuevo del hombre nuevo que Cristo soñó.

Celebremos todas/os la vida, vivamos con la Paz que Cristo nos dejó, ¡SHALOM!

Josefina Nieto

Al atardecer de la vida me examinarán del amor


Hoy queremos compartir con vosotros/ as el fallecimiento de nuestra hermana Soledad Arellano, que tuvo lugar en Lima, el 8 de abril de 2011. La causa fue un cáncer generalizado. Después pasó un periodo largo de enfermedad en el que se fue preparando para acoger con gozo y paz su encuentro definitivo con el Señor.
 
Soledad nació en Pozuelo de Alarcón (Madrid) el 22 de agosto de 1932. Estudió en el Colegio de las Madres Mercedarias y terminados los estudios de secundaria ingresó en la Universidad Complutense de Madrid donde obtuvo las licencituras de Filosofía y Letras, y de Pedagogía.

La pasión de toda su vida fue: “la enseñanza”. Entró en la Compañía Misionera del Sagrado Corazón de Jesús el 15 de Julio de 1960 en Tarancón, donde hizo el Noviciado, y su primera profesión el 2 de Febrero de 1963.

Destinada a Lima (Perú), en 1966, y allí fue nombrada Directora de la Sección Infantil del Colegio de San Agustín en Lima, cargo que desempeño durante cuatro años.

En 1970 fue destinada a Lagunas, rio Huallaga, y desde allí a un caserío del río Nucuray a una comunidad nativa de la etnia “muratos”. Allí no había escuela por lo que nunca habían tenido una formación intelectual. Fue muy feliz enseñando a leer y a escribir a aquellas gentes.

Continuó su tarea educativa como profesora en el Colegio Goretti en Lagunas, río Huallaga.
Más tarde en Sta. Rita de Castilla, río Marañón. Allí, además de ser profesora en el Colegio de Secundaria, se encargó de la catequesis parroquial y colaboró en los cursos para la formación de Animadores Pastorales. Otra pasión de Soledad fue el canto. Su voz era siempre escuchada. Dirigió el coro de la Parroquia.

Excelente educadora, trabajó siempre con entusiasmo y responsabilidad y desde su sencillez y cercanía a la gente siempre fue muy valorada y admirada por todos: profesores, alumnos y padres de familias.

Soledad “amó mucho”. Amó con gozo y alegría su vocación misionera, que la vivió con fidelidad hasta el último momento.

Hoy la recordamos por la alegría, bondad y generosidad que la habitaban y que ha dejado una huella de entrega discreta y de servicio callado a lo largo de los años que vivió en las misiones del Perú. Fue feliz y supo hacer feliz a los que convivieron con ella.

Y ahora podemos decir que Soledad al atardecer de su vida, al ser examinada sobre el “amor”, seguro que ha pasado con un destacado “Cum Laudem”, que será lo que le habrá entregado el Señor en el encuentro definitivo con El.

¡Soledad, Pide por nosotras/os!

Vyara en el 50º aniversario de su fundación


Era el año 1961 y se acababa de empezar el Noviciado y el Colegio, Lourdes Convent en la ciudad de Surat, Gujarat. Después de 10 años de nuestra presencia en esta ciudad se nos ofrecía una ocasión de ir a los pueblos indígenas del distrito de Vyara, unos 70 Km. desde esa ciudad.

El P.Zubeldia, s.j. había recibido una invitación de los Adivasis (aborígenes) para visitar sus pueblos. El nos invito a nosotras. El primer pueblo fue Jhankri. Empezamos nuestro primer viaje misionero a este pueblo. Llegamos hasta Vyara en el tren y desde allí nos llevaron en los carros de bueyes, que en aquel tiempo cuando no había comunicación, utilizaban los carros de bueyes que nos suponía hacer un viaje larguísimo. Viaje en carretas de bueyes.

Cuando llegamos era la noche. A la luz de un petromax nos recibieron con gratitud y respeto. Al amanecer pudimos ver a la gente que nos esperaba y nos cantaban “Bienvenidos”.

Desde entonces creció el cariño y confianza mutua. Allí planeamos junto con ellos lo que ellos querían y esperaban de nosotros. Todo el pueblo era analfabeto y para ellos lo primordial era la educación y la salud. Al principio las hermanas pasaban de 4 a 6 días en un poblado y después volvían a Surat para descansar, recuperar fuerzas y compartir con las hermanas volver otra vez haciendo un viaje en los carros de bueyes y luego caminando varios kilometraros con el sol o la lluvia y algunas veces en la noche a través de la selva para ir a las distintas aldeas.

¿CÓMO PASABAN EL DÍA?

Iban siempre con un pequeñísimo maletín con medicinas, aspirinas, ungüento (cúralo todo) sulfamidas, agua oxigenada, yodo era lo más usado. Los niños acudían a enseñar sus pequeñas heridas (eccemas por falta de higiene).Todos querían ser tocados por las hermanas, que no eran enfermeras en los principios pero sí acostumbradas a usar los medicamentos o primeros auxilios. Realmente hubo pequeños milagros que el Señor hacía con aquellos medios rústicos pero hechos con buena dosis de amor y confianza. Esto era muy valorado por la gente.

Catequesis a los niños, catequesis domésticas y por la noche. Entonces sí que se juntaban multitudes. Se les hablaban en la lengua Gujarati. Nos faltaba todavía conocer su dialecto “Gamit”, por lo tanto el líder nos hacia de traductor.

La gente tenía interés de conocer a Jesús y quería que sus hijos se bautizarán primero para que se criasen y formasen en la Verdad, y después seguirían los mayores. Así fue. Pidieron muy pronto el bautismo para los niños y a continuación las mujeres y bastante más tarde los hombres.

Este pueblo Jhankri, ya católico, abrió su corazón entusiasmado a los pueblos vecinos. Eran apóstoles – primero las mujeres y luego los niños que eran nuestro ejército acompañándonos a los pueblos vecinos aunque fuera de noche. Allí vibraba el Espíritu de Dios.

En el año 1968, se abrió una casa en Vyara mismo y fue la primera comunidad de 4 hermanas que atendieron a los pueblos y al dispensario.

La labor que se ha llevado en estos pueblos Adivasis fue sobre todo la educación integral de todo el pueblo. Desde las primeras escuelas primarias en los pueblos, seguido por los estudios secundarios en las escuelas del gobierno, viviendo en los internados que llevaban los padres para los chicos y las hermanas para las chicas. Hoy encontramos que muchos de estos muchachos y muchachas han logrado grados universitarios. Muchos de ellos están al cargo de los puestos del gobierno en los pueblos y son líderes.

Hoy después de 50 años de escuchar, gozar de acoger la Palabra de Dios esta misión es en un ámbito cristiano que trata de vivir los valores de Jesús. Nuestra presencia sigue permaneciendo entre ellos. En este año celebramos el cincuenta aniversario de la misión.

La obra era de Dios y le damos gracias porque Él sigue cuidándola.

Valdepiélagos y El Vellón se solidarizan con Poipet


Hoy, los protagonistas son dos pueblos preciosos de la sierra: Valdepiélagos y El Vellón. Con nosotros han compartido la misión de ayudar a nuestros hermanos de Poipet.


Cada año los alumnos y profesores de los colegios Valdepiélagos y El Vellón preparan un Mercadillo Solidario, en el que participa todo el pueblo. La venta de manualidades, artículos de segunda mano, bocadillos, etc. se destina a una ONG.

Moli, profesor en ambos colegios y organizador del evento, nos llamó para ofrecernos el dinero recogido en los dos mercadillos. Por supuesto, aceptamos. En Misión Compartida decidimos destinar el donativo a la misión de Poipet (Camboya), y en representación de la Compañía fuimos Mª Dolores, Choni y yo. 

En abril estuvimos en Valdepiélagos y en junio en El Vellón. Nos reunimos con los niños, sus profesores y algunos padres. Mediante una película y diapositivas explicamos quienes somos, donde trabajamos y que hacemos. Les enseñamos fotos de lo que tenemos hecho en Poipet, y para mostrarles el futuro que queremos allí, les enseñamos lo que se ha hecho en el Chad, con la escuela, la alimentación, el huerto, etc.

Todos los que asistieron estuvieron encantados, los niños nos preguntaron muchas cosas y con los padres estuvimos charlando a la salida. Nosotras disfrutamos mucho ante la cálida acogida y el interés que suscitó el proyecto. 

Creo que todos sentimos la alegría de estar haciendo algo realmente maravilloso, desde la humildad y la sencillez. Sin olvidarnos de enseñar a nuestros niños que hay otras realidades, otras crisis…, y que tenemos mucho para compartir.



Con este dinero queremos conseguir, en Poipet, la escolarización de los niños más pobres. Nos cuentan las hermanas: Aquí, los niños de entre 9 y 15 años ayudan a sus familias trabajando o cuidando a sus hermanos menores, por lo que no pueden asistir a la escuela.
Nosotros queremos que los niños tengan una educación. Para conseguirlo, primero tenemos que cuidar de los hermanos pequeños, por eso estamos ampliando la guardería, donde además les damos 3 comidas diarias; y segundo tenemos que conseguir que ir a la escuela no suponga para los padres un coste extra, así que les damos unas becas de estudio que incluyen comida, útiles escolares y de higiene. Después hacemos un seguimiento de estos niños en sus familias, interesándonos por sus vidas, problemas y necesidades. Como veréis el proyecto es muy ambicioso.

Por eso, queremos daros las gracias a todos, por haber trabajado con tanta ilusión y energía, y por todo el dinero que habéis conseguido. Pero más agradecidos que nosotras, estarán los niños de Poipet, cuando empiecen a ver el fruto de vuestra generosidad.
Os mantendremos informados de lo que se vaya haciendo allí.

Isabel Fernández
Misionera laica de la Compañía

viernes, 29 de abril de 2011

Evangelización y profetismo

Son palabras que suenan a nuestro alrededor desde hace ya un cierto tiempo. Quizá nos recuerdan las evangelizaciones populares que tantísimo bien hicieron a nuestro pueblo sobre los años 50 de nuestra posguerra...

Nuestra sociedad se ha ido vaciando de Dios y vivimos en una pobreza de valores fundamentales y carencia del sentido de la existencia.

Esta pobreza que experimentamos es como un andar de peregrinos hacia un camino que empezamos a vislumbrar pero que no nos atrevemos a emprender.

En el precioso film del Camino de Santiago, que ha estado en nuestras pantallas, que bien queda plasmada esta nostalgia de Dios que queda sofocada por nuestros quehaceres y nuestros compromisos de sociedad; por nuestra enmarañada existencia; por un querer silenciar la voz interior, hasta que la búsqueda de Dios se abre paso y estalla radiante, haciendo la verdad sobre nuestra vida llena de ambiciones, orgullo, y mentira.

Hace falta profetas... Profetas en la vida ordinaria, en el cine, en el deporte, en la literatura y en el arte... En la vida política y social.

Profeta es el que suscita en el mundo la nostalgia de Dios.

El actual caminar en la crisis de nuestro mundo, en la pobreza de valores y en búsqueda de soluciones, puede ser también profetismo en este peregrinaje hacia el absoluto.

Profeta es el que irradia, creatividad, optimismo, alegría y amor en una sociedad que carece de valores fundamentales.

Hoy también existen profetas en nuestro alrededor, vidas en la sencillez, lejos de los flash y búsqueda del éxito, son siembra, testimonio y ejemplo en un mundo en plena inquietud y proceso de transformación.

Mª Luisa Yañez Acín que ha vivido su donación misionera, hasta que nos fue arrebatada en un accidente brutal cerca de la misión de Batshoro en el Tchad, antes de la Navidad, es todo un símbolo de profetismo. Con su alegría constante, con su pobreza radical, su disponibilidad y su servicio a los pobres. Dios le ha salido al encuentro en pleno servicio.

"Feliz Mª Luisa que estabas velando en tu trabajo, con la lámpara encendida a la espera del Señor".

Roser Morera

Roturando caminos

Arriba, el colegio y el huerto.

Con cuatro hermanas de la Compañía Misionera se inicia en África, Tchad, la nueva misión de Batkchoro en 2001. Las nuevas misioneras son Mª Luisa Yáñez, Carmen Fortéa, Susana Mabeya y Mª Luisa Eteke. Es una obra totalmente nueva para nosotras, y comenzamos descubriendo las urgencias de esta gran región donde nadie anteriormente había roturado sus caminos. Nuestro Obispo, Miguel Ángel Sebastián, un aragonés ferviente y emprendedor, quiere transformar sus terrenos en campos de trabajo apostólico para que el tchadiano pu
eda tener acceso a una vida más digna, más humana, más justa...

La transformación de la misión de Bakchoro en 9 años es sorprendente. Las hermanas que llegaron al comienzo en una sencilla casa en zona casi desértica, han hecho florecer un verdadero vergel. Están realizando un progreso extraordinario en la educación de los niños, no escolarizados hasta entonces, y están obligadas a agrandar la mini-escuela inicial de año en año. Se convierte en una hermosa escuela, cuyas clases rebosan de chiquillos, deseosos de acceder a los conocimientos básicos y a la formación. Estamos convencidas, nos afirma continuamente Carmen Fortea, de que “Toda transformación de un pueblo pasa por el acceso a la educación”.

La transformación de maestros nativos, los distintos servicios, las aulas con su
s flamantes pupitres y material, son el atractivo de todos los pueblecitos cercanos. La vida de los pequeños es compartida sin ningún problema entre buen número de musulmanes, de animistas y un grupo de cristianos de diversas procedencias.

Para llegar a estos resultados, las hermanas recorren y visitan los poblados, acercándose a sus vidas, comiendo en sus mesas, compartiendo la vida sencilla de unas tribus y lenguas difíciles de entender, pero donde el lenguaje del amor es siempre acogido, e interpretado por los pobres del mundo entero.

La escuela sigue su extensión, las ayudas de los amigos de España, especialmente de Castellón y de Manos Unidas hacen posible esta pequeña maravilla en tierra tchadiana bajo un sol temible que viene acomp
añado del aire que sopla del desierto.

Y ¿qué decir del Centro de Acogida y formación de disminuidos físicos que ha surgido paralelamente a la escuela? Nadie podía imaginar que con la búsqueda de María Luisa Yáñez, que recorrió todos los caminos de la Diócesis, aparecieran tantos discapacitados físicos. Llegaban de todas partes y en condiciones angustiosas. Actualmente están censados más de 400 jóvenes y niños. Al no ser vacunados de poliomielitis, la enfermedad hizo estragos en años precedentes, añadiéndose toda clase de victimas de accidentes y malformaciones...


A
ctualmente el centro de discapacitados se está transformando en salas de aprendizaje de oficios y formación de adultos, que les dará una posible autonomía económica. Ciertas minusvalías son asistidas por intervenciones quirúrgicas, que médicos españoles y franceses, amigos de "Bakchoro" realizan con gran generosidad. Estas ayudas a las misiones, quieren devolver la dignidad a nuestros hermanos que no podían mantenerse en pie, y que por causa de su enfermedad son despreciados por sus familiares y por la sociedad en general. “Nosotras no podemos solucionar los graves problemas de fondo, pero sí aliviar el sufrimiento de la gente”, nos decía María Luisa.

Otra de las actividades, es atender y ayudar a la mujer tchadiana cuya vida se desenvuelve entre sus mil ocupaciones para asistir a su familia y dar de comer a sus hijos y todo ello soportando el peso de una vida ancestral... También ellas sueñan con mejorar sus vidas, adquirir nuevos conocimientos y evolucionar en un mundo en continua transformación. Difícil tarea en la que hermana Marie Claire Ilunga intenta formar a grupos de mujeres en la Diócesis de Lai, dándoles la ocasión de expresarse, reflexionar sobre su cultura y sobre los frenos a los que está sujeta la mujer en el Tchad. Despertar en ellas el deseo de una vida mejor... Ayudarlas a crecer en dignidad en la belleza de sus capacidades humanas y espirituales, en el respeto de la sociedad.


Con este deseo, Marie Claire Ilunga, ha comenzado un internado de jóvenes muchachas tchadianas, para acompañarlas en una formación que las prepare para romper moldes y a ser líderes en el mundo que las envuelve.


Nuestra vida misionera es vivir entre nuestros queridos pueblos africanos a causa de nuestra pasión por Dios, que es pasión por la humanidad.


Roser Morera

Vida sembrada

Mª Luisa. Habitada y dinamizada por el Espíritu de Alegría, Libertad, y Comunión ha dejado una huella de gran sencillez y servicio; todo un talante misionero. Su fuerza surgía de la miseria que le rodeaba, pero sobre todo procedía de su comunión con el Dios de la vida, al que consagraba largos ratos de oración al amanecer de cada día.

Nacida en Zaragoza España en 1937. En 1965 partió de misionera a Colombia donde desplegó una gran labor apostólica, en Medellín y Docordó. Ejerció en los servicios de sanidad y asumió también distintas responsabilidades en la Congregación; trabajando siempre entre afroamericanos. La segunda etapa de su vida misionera se desarrolló a partir de 1999 en África, Congo y en el Tchad, siendo fundadora junto a otras tres hermanas de la misión de Bakchoro.

Además de una intensa labor pastoral desde los inicios en el Tchad, trabajó en la organización y asistencia de los discapacitados físicos, muy numerosos en su Diócesis de Lai. Inició el centro de Formación Profesional para jóvenes discapacitadas para que pudieran ser autónomas en sus vidas. Murió el 13 de diciembre de 2010 en pleno servicio, mientras se dirigía a la capital Njamena para recoger a unas compañeras y preparar lo necesario para la Navidad de la Misión. Un terrible accidente le arrebató la vida así como la del chofer del vehículo a pocos kilómetros de Bakchoro. Su vida ha sido semilla para los campos y pueblos tchadianos: el grano que cae en tierra muere pero se transforma por la fuerza del Espíritu en medio de la noche de África, despertando vida, esperanza y nueva humanidad.

La tumba de Mª Luisa se encuentra en el terreno de la Misión y desde que ella nos dejó se ha convertido en lugar de peregrinación de centenares de gente sencilla de nuestros pueblos que pasan diariamente para visitarla y hacer oración. Su entrega no era notoria, no era llamativa a los ojos de la sociedad actual "Es el evangelio del amor";. Lo que prima ante la necesidad es lo humano... Para ella era la mejor calidad de servicio al enfermo, al disminuido físico. Porque en lo humano está lo divino.

Elena y Manuel

Muy buenas desde Misión Compartida. Soy Elena y me casé el 29 de enero con Manuel, y queremos compartir con todos vosotros qué nos supuso este acontecimiento. La verdad es que es difícil eso de resumir el mundo de las emociones, de las experiencias que marcan. Pero bueno, lo vamos a intentar.

Comenzaré diciendo que si bien lo habíamos preparado todo con esmero, cariño y con mucho corazón, lo cierto es que pusimos especial dedicación a la celebración, pues tanto a Manuel como a mi nos parecía que era realmente lo más importante.

El día se presentaba tranquilo, uno más del calendario, sin embargo esa cotidianeidad iba a quedar marcada por lo extraordinario. Ya no será un simple 29 de enero, será el 29 de enero. El comienzo de una historia, que aunque tiene su prehistoria, ahora se torna historia.


Un día cubierto por las nubes, que dejaban asomar a un tímido sol. Unas nubes que dejaron caer el agua sobre la tierra de nuestros corazones para que la semilla del cariño consentido y comprometido pudiese agarrar y echar raíz y de esta manera pueda crecer nuestro matrimonio.


Un día de suave viento que soplaba a nuestra espalda para impulsarnos en el camino que emprendíamos. Y con esa nota de frío que nos lleva a acercarnos para darnos calor y ser, así el uno para el otro, hoguera en la que calentar cada atardecer el corazón, las manos, los pies, el alma. Calor que derrita hielos, que dilate espacios para el encuentro, que irradie y sea catalizador no solo para nosotros sino para otros que sientan frío.

Un día emotivo, grande festivo, alegre, de celebración y acción de gracias. Un día grabado en el corazón, con esa marca indeleble que supone el paso de Dios por nuestras vidas.


Y sí creo que Dios estuvo presente, muy presente. Realmente creo que la celebración fue una celebración. La liturgia, cuidada en cada uno de sus momentos, posibilitó que todos los presentes pudiésemos sentirnos familia en y de fiesta, celebrando el amor, participando, disfrutando con alegría y gratitud del e
nlace entre Manuel y yo. Miguel Ángel, el sacerdote, también hizo posible este clima, pues nos colocó a los novios y padrinos en el altar, de cara a los asistentes-testigos, para que entre todos se crease ese ambiente inclusivo y festivo.

Facilitó que los dos sacramentos que celebramos tuviesen su espacio: el matrimonio y la eucaristía. Desde aquí nuestra gratitud. Y a todos los asistentes-testigos que estuvieron allí, acompañándonos, deciros que nuestro corazón está aún emocionado por vuestro cariño. Nuestra alegría se vio colmada con la vuestra. Nos sentimos familia con el corazón vestido de fiesta.


Todos los momentos de la ceremonia: la introducción, las lecturas (Fp 4, 4-8, Salmo 23, Jn 15, 10.12-17), los ritos que comprenden el matrimonio: escrutinio, consentimiento, bendición y entrega de los anillos, bendición y entrega de las arras, bendición nupcial; el sacramento de la eucaristía: las peticiones, las ofrendas, la comunión, los agradecimientos… todo fue espacio y lugar de encuentro, de participación, de acción de gracias y expresión del cariño y la alegría. Es como si la caricia del Espíritu hubiese llenado de magia ese momento y todos salimos de allí con el corazón encendido podría decirse, salvando las distancias, que al igual que los discípulos de Emaus que reconocieron a Jesús al partir el pan, nosotros también le reconocimos a lo largo de toda la ceremonia.

Después nos fuimos a brindar todos juntos por la felicidad y la alegría, con el corazón asombrado y emocionado, alzamos la copa y sonreímos pletóricos.


Gracias por escucharnos y dedicarnos este espacio de encuentro.