jueves, 16 de diciembre de 2010

Vemos de nuevo a Jesús


Otro año más que volvemos a ver a JESUS... como siempre, entre pajas, con estrella de colores, guirnaldas y hasta nieve, pero quizás lo veamos de una manera distinta de otros años… ¡con lo que está cayendo!... Recordemos lo que nos ha dicho el Papa en el mensaje del DOMUND: “Los hombres de nuestro tiempo, quizás no siempre conscientemente, piden a los creyentes, no solo que hablen de Jesús, sino que hagan ver a Jesús; que hagan resplandecer el rostro del Redentor en cada ángulo de la tierra ante las generaciones del nuevo milenio, ante los jóvenes de todos los continentes”

El Papa subraya la importancia de la visibilidad del mensaje de Cristo: “Hacer ver a Jesús” con gestos concretos de amor. El horizonte de la misión es el mundo entero. El mundo de los hombres que llevan en su corazón la aspiración a una vida auténtica, aún sin saberlo.


Es a esta humanidad la que Cristo quiere salvar y recrear. La Iglesia desde el Evangelio está llamada a impulsar un humanismo nuevo, ya que muchos hombres y mujeres, niños y jóvenes quieren ver a Jesús.


Debemos caer en la cuenta de la importancia que tiene hoy la visibilidad de Jesús, como insiste el Papa: “hacer ver a Jesús con gestos concretos de amor y solidaridad.”


Ya nos han oído hablar mucho de El, y ahora tenemos que “hacerlo ver”. El horizonte de esta tarea es el mundo entero y así lo han entendido nuestr@s misioner@s que conocen bien el mundo de los hombres que llevan en su corazón el deseo de una vida autentica. Y ell@s allí donde están y nosotr@s aquí, en esta sociedad primer mundista y multiétnica que cada vez mas experimenta soledad e indiferencia debemos aprender a convertirnos y hacer del planeta la casa de todos los pueblos.


Y ésta fue la tarea de Jesús y así tenemos que hacerlo ver nosotr@s. Fue Luz… Vida… Camino… Amor… Hermano… El soñador de esta fraternidad universal por la que debemos luchar nosotr@s, siendo luz, vida, camino, amor, herman@... No es este un camino fácil, pues la historia de Jesús está llena de dificultades y luchas y hemos de estar atent@s a:


— No ser ingenuos, pues en tiempo de crisis, desconcierto y confusión no debemos dejarnos engañar.


— No al triunfalismo o alimentar la nostalgia de grandeza, tan opuesto al espíritu de Jesús.


— Que es la hora del testimonio, hora de reavivar en nosotr@s la llamada a ser testigos humildes pero convincentes de este Maestro a quien la gente quiere ver.


— Tiempo también de paciencia. Seamos pacientes y tenaces sin perder la calma ni la lucidez que nos viene de quien dijo en su Evangelio “Yo soy la Luz y el que me sigue, no va en tinieblas”.

Esta Luz que vieron los Magos y los Pastores, luz que ilumina también al Niño en las pajas y queremos que vean los hombres y mujeres, niños y jóvenes que aún no le conocen.

Un acontecimiento que marcó a la comunidad

Makenga con su gran amigo Muyombo

R.D. del Congo, Banga.


Fue en el mes de marzo cuando diagnosticaron diabetes a un joven de 18 años llamado Makenga, en el centro de salud de Banga, donde nuestra hermana Liliane Massa es responsable. Makenga era un muchacho conocido de todas las hermanas que han pasado por esta misión, desde pequeño ha sido muy enfermizo y es gracias a la ayuda de ellas que ha podido llegar hasta esta edad.

En el momento que le diagnosticaron el azúcar era superior a 700 y se necesitaba darle la insulina. Dado el medio donde nos encontramos, en esta misión tan lejana, no había insulina en el centro de salud, y los enfermeros tuvieron que darle gliben, un medicamento similar para aliviarle un poco.

Pero en Banga como en otros pueblos de África, la creencia en la brujería y la medicina tradicional tienen mas peso que cualquier otro tratamiento.

Una vez que su familia supo que se trataba de la diabetes, le cortaron el tratamiento que estaba recibiendo en el centro y se lo llevaron a escondidas a un curandero, mientras los enfermeros, las hermanas y los sacerdotes de la parroquia buscaban por todos los medios la forma de conseguir la insulina. Allí donde fue, el curandero le cambio el régimen alimentario, le daban de comer lo que no era adecuado para su enfermedad. Una vez que se empeoró su estado lo llevaron corriendo a nuestro centro de salud, pero ya era tarde, no había nada que hacer. Entró inmediatamente en coma, y murió.

ABANDONO

Al morir toda la gente del pueblo lo abandonó diciendo que había muerto de una enfermedad contagiosa, por lo tanto, había que enterrarle el mismo día sin llevarlo al pueblo para el duelo, lejos del cementerio donde entierran a toda la gente, en un campo desconocido donde la gente no pueda tener contacto con él.


En medio de todo este jaleo su hermano mayor vino a vernos y nos comentó todo lo que la gente decía. Fuimos con los dos sacerdotes a ver a los dos más viejos del lugar que se oponían a que se lo llevaran al pueblo. Los dos con una sola voz nos dijeron “Miren, según nuestra costumbre, personas que mueren con esta enfermedad no tienen derecho de ser enterrados con los demás difuntos ni los aceptamos, así que háganse ustedes cargo del muerto. Nosotras en contra de esta costumbre, decidimos llevarlo a la Iglesia para el velorio, lo triste fue cuando llegamos allí y vimos a toda la gente del pueblo alejados y encima murmurando que no querían entrar en la Iglesia.


Cuando la gente vio a los alumnos de las escuelas cantando y rezando junto a nosotras, poco a poco comenzaron a entrar y en un momento la Iglesia se lleno de gente de toda clase.


Al día siguiente organizamos la misa para el funeral, los alumnos prepararon los cantos

para una misa de acción de gracias y al salir de misa para dirigirnos al cementerio del pueblo, un señor nos vino a decir que ni se nos ocurriera llevarlo allí, que buscásemos otro sitio, y decidimos llevarlo a donde se entierran a los que mueren en nuestro centro de salud que no son de este pueblo.

FUE ENTERRADO CON HONOR

Decimos que Makenga era un buen cristiano, ferviente acólito de misa. Ha muerto tal como había vivido, humilde, sencillo, olvidado y abandonado, pero llorado y enterrado con honor. Makenga es un santo como decían en los testimonios los sacerdotes de la misión, las hermanas, sus amigos de las escuelas y sus profesores.


El hecho de hacer frente a las creencias que esclavizan y destruyan a las personas, ha sido un testimonio para nuestra gente, sobre todo para su familia. El gesto tan sencillo de hacernos cargo de Makenga -que hemos hecho juntos los responsables de la parroquia- pese a las costumbres, ha permitido a uno de sus hermanos reintegrarse de nuevo a la Iglesia Católica junto con toda su familia, dejando así la secta donde la familia rezaba.


ÉL nos vino a decir “Hermanas ustedes son mujeres de Dios que transmiten el verdadero amor, personas que no tienen miedo a denunciar el mal que hay en las costumbres”. En realidad solo hicimos lo que pensamos que era digno, justo y necesario para nuestro amigo, hermano Makenga. Que su alma descanse en paz.


Con cariño nos despedimos,


Liliane Massa , Marie Louise Eteke y Adeline Iwangomo

La convivencia con Álvaro Ginel


Recogí a Álvaro para estar pronto en casa de las hermanas. Misión Compartida tiene convivencia. Es un día importante. Tenemos toda la mañana para que Álvaro nos acompañe y nos enseñe lo que en este día nos va a decir el Evangelio.

Se unen a nosotras otras hermanas. Esto enriquecerá la experiencia. Álvaro nos propone trabajar con la Lectio Divina el Evangelio de la samaritana.(Jn. 4, 5-42) Nos explica los pasos. Nos da papeles. El gran descubrimiento es que hay otra manera de orar, desgranando cada palabra del texto para encontrar toda su riqueza y su potencial. ¡Qué descubrimiento! Un texto tan conocido y a la vez tan desconocido. Es la primera parte de la Lectio Divina.: su lectura reposada…

No hay mucho tiempo, la mañana se pasa volando pero vamos descubriendo en cada palabra el compromiso al que nos lleva, y la meditación que genera dentro de nosotras…

Acabamos con la Eucaristía haciendo en ella la oración y la contemplación, son los dos últimos pasos de la Lectio Divina. ¡Que gran privilegio celebrar de esta manera! Casi podemos palpar que Jesús nos pide agua para beber y nos devuelve agua de vida para que tengamos vida en abundancia…

Ahora queda el rezo reposado que nos haga seguir encontrando el agua viva que nos recuerda cada día nuestro compromiso allí donde se nos necesita…

Mari Carmen Cirujano
Misión Compartida

martes, 26 de octubre de 2010

La crisis y los cristianos




¡Nos ha tocado! No la hemos buscado nosotros y les ha tocado también a mucha gente no solo en España, sino del mundo entero. A unos más que a otros, es verdad, pero a todos toca algo.

¿Cuántas veces hemos escuchado la palabrita crisis?. En la prensa, en la televisión, en tertulias… La palabra esta de moda y aunque hay crisis muy variadas, la que más suena es la crisis económica. No hay dinero, esto es todo, pero tampoco hay valores, los que han hecho felices a tantos hombres y mujeres, de generaciones pasadas: la amistad, la honradez, la capacidad de saber esperar.

No recuerdo dónde lo he leído hace unos pocos días: “Las crisis no se eligen pero lo que sí se puede elegir es la manera de vivirlas y superarlas.”. En esto si que hemos de ser todos protagonistas, porque es problema de todos, no es cuestión de culpar a nadie ni de criticar. Hemos de aceptar lo que hay y de no vivirla de una forma pasiva como si no fuera con nosotros, los cristianos. No podemos mirar a otro lado ¿A donde hemos de mirar? Pues a quien sino a Jesús. Porque en su tiempo también había crisis: Los romanos, la lepra, la esclavitud etc….

Él las vivió en actividad, liberando, curando, consolando y denunciando. Porque había causas, causantes y victimas. Nosotros podemos hacer cosas grandes y pequeñas, como pequeña fue la limosna de la viuda, que dio todo lo que tenia, que era bien poco. Pero Jesús lo valoró. Él animó a compartir y a amar. Sabemos que hoy también hay gente que comparte. Decide cobrar menos para que nadie de la empresa deje de trabajar.

¡Cuántos ejemplos habrá que ignoramos, porque lo bello y hermoso no sale en los medios de comunicación! Esperemos con el máximo optimismo posible la salida de la crisis. Porque hemos de salir, como hemos salido otras veces de momentos difíciles.

Saber esperar con paciencia sin que nuestra negatividad y egoísmo, hagan más difícil esta situación. Que no hemos elegido pero elegimos la mejor manera de sufrirla.

J. Nieto

Cómo afrontamos la crisis en los países donde estamos


Al empezar nuestras misiones, siempre nos ha movido el deseo de compartir lo mejor de nosotras con los pueblos a los que llegamos. Santa Rita de Castilla ubicada en la Selva Loretana (Perú), en el río Marañón, fue uno de ellos. Empezamos la misión con una comunidad de P. Agustinos, con los que proyectamos el compartir nuestras valores con los hermanos nativos. Queríamos vivir y comunicar lo mejor que teníamos para mejorar sus vidas.

Tomamos como prioritario la salud de la zona, y se emplearon distintos métodos: atendiendo en un dispensario donde afluía la gente con toda clase de dolencias; desplazándonos por los ríos y los poblados más lejanos para que a todos les llegase la ayuda, logrando de esta manera que disminuyera la mortalidad infantil e incluso llegar a erradicar ciertas epidemias como la del sarampión que se llevaba por delante familias y comunidades enteras, facilitándoles las vacunas; pasando los años se modificó el método y sin dejar nosotros, de ir a los caseríos para atenderles los dispensarios se cambiaron en centros de capacitación sanitaria, para que ellos fueran los propios agentes de cambio y se convirtieron en responsables directos en el campo de salud; de ahí surgieron promotores de salud, botiquines comunales, las parteras empíricas y tradicionales, las movilizadoras.

Éstas dos últimas cuidan del binomio madre-niño, velando por la higiene y alimentación de ambos.

Con ello se ha logrado erradicar la muerte por tétanos neonatorum al atender debidamente el parto y controlar los embarazos recibieron la atención adecuada.

De esta manera recibían las instrucciones que a los agentes de salud se les imparten. Se está logrando la salud en todos los ámbitos Sobre todo de la mujer y del niño.


El resultado de este trabajo fue reconocido después de muchos años. Nos lo cuenta la hermana Rosa Pérez.

Carta de Rosa Pérez

Hermanas queridas hoy me pongo en comunicación con todas ustedes, para compartirles algo de lo que hemos vivido este último tiempo en cuanto al trabajo de salud. Hace más o menos un mes, que nos llamaron de la ciudad de Iquitos de la DIRESA (Dirección Regional de Salud), para que fuésemos la enfermera de la parroquia y yo, para tomar parte en un homenaje de reconocimiento por parte del MINSA (Ministerio de Salud) y del Gobierno Regional, a un grupo de Agentes Comunitarios de Salud (Promotores de Salud), en representación de todos los de la Región Loreto. Querían nuestra presencia, para que compartiésemos con ellos el trabajo, que desde hace unos años, venimos realizando con UNICEF, en ella hemos tomado parte la Parroquia, los Agentes comunitarios (promotores de salud, movilizadoras, parteras y autoridades locales) y las comunidades, donde se ha realizado este proyecto.

Desde hace un tiempo, este proyecto fue evaluado, no sólo por el MINSA, sino también por otras instituciones y fue presentado en Lima, por este Ministerio, considerándola como una experiencia exitosa.

Aquí en Iquitos, la directora de la DIRESA conocía este proyecto, además de algunas enfermeras. Pero el que más empuje dio fue el Dr. Hugo Rodríguez, que tanto nos quiere y sabe del trabajo que venimos realizando, él era uno de los encargados de organizar este evento.

Nos pidió nuestra participación, para dar a conocer esta experiencia y que podría ser válida para otros. Con su ayuda y la de otros que tuvieron a bien echarnos una mano, preparamos la exposición y para lo que contamos con unas fotos preciosas. Creo logramos que el público viese como el trabajar unidos puede dar sus frutos.

UNICEF, quiso que este proyecto se llamara, “Buen Inicio”, por que lo que se quería lograr, es que el mayor número de niños tuviesen asegurado un buen inicio en sus vidas y a ser posible los tres primeros años, para esto se trabajó, desde el principio, no sólo con los agentes de salud, sino también con las comunidades y poco a poco se fue logrando que disminuyera la desnutrición y la anemia, tanto en las gestantes así como en la mayoría de niños.

Para ello a lo largo de estos años UNICEF, nos ayudó con personal capacitado, con recursos materiales y económicos y por nuestra parte la Parroquia aportó la experiencia de tantos años de capacitación y formación a los agentes comunitarios y a las comunidades.

Antes de esta presentación se hizo memoria de todas las personas que por muchos años fueron los formador@s y pioner@s de la defensa de la vida en nuestra Amazonía: Las hermanas Gaetana, Nora, Blandini, Sagrario, María Perfecta, Gertrudis y todas nosotras que hemos trabajado en salud.

Demos gracias a Dios porque algo de lo que tantos hemos sembrado, está dando su fruto. Y este fruto es ver que gran parte de nuestros niños, nazcan y crezcan con salud. Que nuestro Padre nos ayude para que sigamos dando lo mejor que podamos en esta gran tarea de afianzar su Reino y ayudar a que todos tengan vida y esta en abundancia.

Un abrazo y mi cariño.

Mª Rosa Pérez Lance

La crisis en la que sólo se oye llorar a los países desarrollados

Decía una famosita en televisión que la crisis actual afecta más a los ricos “ya que los pobres, están acostumbrados”. Los expertos aseguran que los maravillosos principios económicos que nos han llevado a esta situación, lejos de cambiar se van a recrudecer. Y eso es lo que hay y habrá por el bien de la economía mundial. Perdiendo siempre los mismos, los que no la causaron.

En la Compañía Misionera parece ser que no somos ni ricos ni expertos; ya que pensamos que los pobres sufren más y peor los efectos de la crisis. Y creemos que es posible que los principios económicos sean guiados por principios éticos, con un objetivo: el bien común.

Además de pensar, procuramos hacer: Intentamos minimizar los efectos del despiadado deterioro ambiental causado por las petroleras, en pos de obtener rápidos beneficios y que afectan directamente a la salud. Con las aportaciones recogidas en el mercadillo, conseguimos que varias familias pudieran alimentarse gracias a las Piscigranjas. Evitando así tener que consumir peces envenenados de los ríos contaminados en los que tenían que pescar.

Creemos en los beneficios “económicos” de la educación. Dotando de recursos materiales al “Proyecto Centro Técnico Productivo” CETPRO de Huampami (Sta María del Nieva) Gracias a las ventas del mercadillo, conseguimos que todos los alumnos dispusieran de un serrucho cada uno para su taller de carpintería. Invertir en educación profesional es asegurar un futuro mejor.

Conectamos economías convirtiendo a cada persona que compra una de las mantelerías bordadas a mano, en socios inversores del proyecto de Taza (Marruecos). En el cual las mujeres reciben formación a través del taller de costura, así como educación básica, siendo capaces de gestionar ellas mismas su producto, las mantelerías. Mejorando la situación económica de sus familias, impulsando mujeres empresarias en un mundo de hombres.

Aportamos formación especializada, gracias al acuerdo de colaboración con la Universidad de Alcalá, por el cual estudiantes y profesionales fisioterapeutas van a formar a las hermanas y voluntarios en el centro de discapacitados físicos y psíquicos en Marruecos, promoviendo los cuidados básicos y la rehabilitación de los internos. Mejorando su calidad de vida y su dignidad como personas.

Así que lo sentimos por los ricos y expertos, pero por nuestra parte esto es lo que hay y lo que habrá: ganas de trabajar, ideas que desarrollar y mucho, mucho amor como nuestro principal capital.

Beatriz Corces (Misionera laica de la Compañía Misionera)

viernes, 16 de abril de 2010

Sueños que se hacen realidad



¿Qué somos? ¿Te has preguntado esto alguna vez? ¿Somos seres creados con un destino determinado que se cumple inexorablemente? ¿Criaturas cuyas vidas están intervenidas siempre por un dios que premia y castiga? ¡No, por favor! ¡No somos eso!. Así lo piensan muchos cristianos cuando usan, con muy buena fe, la expresión “voluntad de Dios”. ¿Cómo va a ser voluntad de Dios que un ladrón entre en mi casa, me robe y maltrate para ello? ¿Era el destino de ese hombre ser ladrón?

Encontraremos montones de ejemplos a los que el sentido común ya nos dice que la cosa no va por ahí. Esto no es voluntad de Dios. ¡No y mil veces no…! Dios no es el intervencionista que juega con nuestras vidas. Lo que sí es, es el Padre de todos, que tiene un sueño, el sueño de que seamos felices, muy felices, y que hagamos felices a los que podamos. Este sueño de Dios está muy dentro de nuestro ser; todos deseamos ser felices…todos deseamos hacer y ser alguien.

La mujer que en su infancia acurruca con cariño en sus brazos a su muñeca sueña con ser madre y el niño que da patadas a una pelota, quizás hecha por él, con trapos viejos, sueña con ser un Casillas… Y es que todos nacemos para hacer algo, para ser co-creadores con Él, creando con lo que Él ha creado de la nada: poesía, belleza, bondad, amor… ¡Y cuántas cosas creadas por el hombre nos hacen felices! Sinfonías, pinturas, esculturas, poesías… Y con el amor, ¿qué hacemos con el amor? Mancharlo, envilecerlo, pisotearlo cuando se llama amor a lo que no es; pero cuando surge el verdadero amor, un hombre y una mujer “cocrean” con Dios una familia feliz, donde hay hijos que a veces hacen llorar y muchas otras hacen reír y alegrarse.

¿De dónde viene todo esto? Mirad, Dios es tan fino, respeta tanto nuestra libertad, esa misma libertad que Él nos ha regalado, que sólo llama: “Si quieres”.

Y si queremos, si aceptamos su sueño, si lo hacemos nuestro, entonces surge en el mundo el científico, el pintor, la doctora, la madre y el padre…, misioneros y misioneras; laicos y laicas comprometidos…

Todo esto es vocación, llamada. Todos los llamados debemos unirnos para que este mundo que habitamos sea cada día más bello, donde todos vivamos felices.

Ése es el sueño hecho realidad, ese sueño de Dios que es su voluntad.

¡Que seamos felices!


Pasos buscando la meta







Primera profesión religiosa de Gema Pérez en Canillejas, Madrid

“Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo” (Lc 1, 28)

El pasado 27 de febrero de 2010, en la parroquia Nuestra Señora del Camino, en Madrid, España, realicé mi primera profesión religiosa, en presencia de mi familia, hermanas de la Congregación, algunos amigos y la comunidad de Canillejas.

Fue una ceremonia emotiva y cuidada, sencilla, donde toda mi comunidad participó, tanto en los preparativos como en la ceremonia, también algunas hermanas de la congregación y laicos de la parroquia y de la Compañía.
Entrando en la Iglesia se podía ver ya de lejos la cartelera con las palabras que encabezan este artículo: “Alégrate…” y pintada una mujer, en actitud de alabanza, dando gracias a Dios de antemano por tanto don y tanto bien recibido.
Empezamos cantando Alma Misionera, ambientando el momento y la vocación específicamente misionera que se iba a consagrar a Dios. Tras una monición de entrada de manos de nuestra superiora general, invocamos al Espíritu Santo, al que siempre está dentro de cada uno esperando a que lo llamemos. Y realmente se fue haciendo presente el
Espíritu, envolviendo toda la ceremonia y llenándola de un silencio respetuoso y elocuente donde se captaba la atención de los presentes casi en cada palabra que se pronunciaba, en cada acto.

Las canciones, las lecturas y toda la ceremonia en sí va entrando en mi propia vida, recogiendo, de diferentes maneras, los lugares donde he estado de misión: Colombia, Haití…Lugares que no se pueden separar de tantas personas, que de una manera u otra, consciente o inconscientemente, han sido posibilidad y ayuda, luz en mi camino.
Avanza la ceremonia y vamos entrando en la liturgia de la palabra. Se habla del silencio, un silencio que ya es manifiesto a estas alturas de la celebración; y de la Palabra que requiere ser escuchada para poder ser obedecida. La palabra pronunciada en lo profundo del corazón, donde habita Dios. Las lecturas expresan el deseo de la escucha y de la respuesta al Señor, con todo el corazón, con toda el alma y con todas las fuerzas: en todas las dimensiones de la persona. Y a través de las lecturas, las moniciones y los símbolos, se va desgranando el sentido de la consagración.

Con del salmo 138 se proclama un sueño: llegar a ser un anawin, alguien que quiere vivir completamente abandonada en Dios escuchando el susurro de su voluntad pronunciada en el corazón. Este deseo culmina en la lectura de la poesía de Santa Teresa, “Vuestra soy, para vos nací”: no importa lo que pueda venir en la vida, mi deseo es entregarla por completo a Ti, Señor.
Todo está caminando hacia el momento de la entrega, de la consagración, como María, modelo de vocación. En María se recoge la anawin por excelencia, la totalmente abierta a la escucha, la que deja abiertas las puertas de su casa permitiendo que el Señor se mueva libremente por ella, la que se relaciona con Dios, la que es capaz de amar hasta las últimas consecuencias, dejándose cubrir por el Espíritu que va gestando la Vida en ella, cada día de su vida. Desde dentro y desde abajo, desde lo más profundo de sí misma y desde su sencillez, da su respuesta. Y es desde su vocación desde donde quiero dar yo misma mi respuesta.

Las Peticiones, las ofrendas, todo preparado con tremendo cariño, cuidando el momento que no sólo yo vivo, sino todos los presentes. Los símbolos se van sucediendo y recogen mi vida: el Sagrado Corazón, Santa Teresa, San Ignacio y nuestras Constituciones; Haití: el amor y deseo de entrega en la misión. Mi familia: mis tres sobrinas llevando objetos muy característicos míos: la música, la literatura, la naturaleza; mi hermana y mi cuñada, el pan que será consagrado.
Y llega el momento de la Profesión, en medio de un silencio que se puede palpar contengo la emoción y recito la fórmula: “Señor Dios y Padre nuestro…” por medio de la que formalizo mi consagración. “Amar es entregarse y darse uno mismo”; esta canción se va repitiendo poniendo palabras a la propia entrega: con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas.

Oración y Presencia, adoración y entrega. Celebración. Acción de gracias.

Se siguen sucediendo los símbolos y toda la celebración queda impregnada de nuestro ser específicamente misionero: Asia, América, África… “Abarca con tu corazón el mundo entero, que es preciso ganarlo a fuerza de amor…”.
Doy gracias a Dios por tantas personas y acontecimientos que ha puesto en mi vida, hasta lograr alcanzar el principio de un sueño: vivir mi vocación misionera como consagrada en La Compañía Misionera del Sagrado Corazón de Jesús.

Gema Pérez Jover





Carta de Leydi



Llevo varios años conviviendo con las hermanas en Colombia, donde he vivido diferentes experiencias que me han llevado a dar este paso importante en mi vida. Empieza un año nuevo y en un mundo nuevo para mí, al estar en otro país: España. Vengo de Colombia para hacer mi noviciado en la Compañía Misionera del Sagrado Corazón de Jesús. Con esto quiero dar un sentido nuevo a mi vida al lado de Jesús. Con esta motivación que nace de lo más profundo de mi corazón, hice mi entrada al Noviciado el 23 de Enero. Este día para mí estuvo lleno de emociones y de experiencias muy bonitas, con
sentimientos de alegría y, al mismo tiempo con nerviosismo. Ese día puse del todo mi confianza en Jesucristo, a través de mi consagración a su corazón:

“Señor Jesús, yo me consagro a tu Corazón en la Compañía Misionera, con el inmenso deseo de experimentar y profundizar en el amor que tú tienes a los hombres y mujeres. Que pueda responder con mi consagración a los deseos de tu corazón, con una entrega incondicional a tu amor. Que este tiempo sea para mí un camino de seguimiento a Jesucristo, guiada por tu Espíritu. Enséñame a ver, a percibir y a reconocer tu presencia en mi vida y sumergida en la realidad. Que sienta que no voy sola, que realmente tú caminas conmigo y me acompañas siempre. Que la iniciativa es tuya, pero que de mi depende la motivación y la realización de mi vocación. Yo siento que este es un SÍ que abre para mí muchas puertas: la de hacer un camino con Cristo, la de una Comunidad que me acoge con mucho cariño,
y me de la oportunidad de que haga en mi vida una experiencia del seguimiento de Jesús, insertada en el Espíritu y Carisma de la congregación.”

Dentro de la celebración escogí el texto de Mc 3,13-15 (“Subió al monte, llamó a los que él quiso, para que estuvieran con él y para enviarlos a predicar”), porque encuentro en él algo muy fundamental para hacer ese camino de seguimiento de Jesús.
Ofrezco al Señor, mi pequeño esfuerzo por ir construyendo poco a poco una familia, una comunidad, un ambiente más humano, un mundo mejor, más unido, y el deseo de poner en práctica todos juntos el mensaje de Jesús.

Leydi Cuéllar Arboleda (Novicia)





Carta de Marta

Marta Iturralde ha pasado dos años en diferentes lugares de la selva peruana, viviendo como misionera con las hermanas. Inició su Noviciado en La Compañía Misionera del Sagrado Corazón de Jesús el 4 de octubre de 2009.


“Mucha gente se pregunta cómo es un día de un misionero, cuál es el horario o cosas así, como yo misma me preguntaba. Y después de haber tenido la experiencia, sigo sin tener la respuesta. La vida en la misión no se puede describir con mucha concreción, pero lo que sí he descubierto es que es una vida en que te vacías de ti completamente, dejas de mirarte a ti para mirar a tu alrededor, con una actitud disponible, viviendo el día a día, compartiendo las alegrías y también los sufrimientos, y con una alegría que inunda tu ser, por sentir a Dios que acompaña, que guía, que se hace presente en medio de la vida.


Si ahora pienso en ese tiempo, lo recorro, me despierta varias cosas que podrían describir lo vivido: alegría, agradecimiento, sorpresa, descubrimiento, novedad, servicio, Presencia de Dios, Fe, sentido de la vida, dejarse hacer, adaptación, familia, fraternidad, amistad, amor, cariño, providencia, compartir, desprendimiento, acogida, apertura, diversidad, presencia, Espíritu de Dios… Cada una de estas cosas va ligada a una vivencia concreta, pero también la experiencia en su conjunto me deja todas esas sensaciones.

Para mi lo más grande ha sido descubrir el sentido de la vida, de mi vida, en esta vida sencilla, a disposición de, al servicio de; descubrir la llamada del Señor a esta vida, de una manera concreta, haciéndomela vivir y gustar, y descubrir cómo es posible, cómo él da su Espíritu para vivirlo, y se hace presente en cada persona, en la vida. ¡Te doy gracias, Señor!

Marta Iturralde Renau (Novicia)


Agradecimientos

Algo que quizás no se ha dicho en todo este boom de noticias y acontecimientos de Haití es el saber agradecer de los haitianos. Desde la experiencia de quienes hemos podido compartir nuestra vida con los haitianos coincidimos en su capacidad de reconocer en quienes hemos sido mediación para ellos la presencia de Dios: el haitiano, al recibir ayuda, eleva sus brazos y su mirada al cielo y da gracias a Dios por lo que le está regalando a través de la persona que tiene delante.

Del mismo modo y en nombre de todos los que se puedan beneficiar, agradecemos a Dios por tantas colaboraciones que hemos recibido en La Compañía ante la desgracia del pueblo haitiano. Gracias, Señor, por actuar a través de tanta gente, por hacerte presente en cada uno de ellos.

Al marcharse las instituciones gubernamentales y al dejar de ser noticia de actualidad empieza nuestro trabajo, el de los misioneros y misioneras, y el de quienes nos ayudáis en nuestra labor en la distancia y en el anonimato, trabajo ya silencioso, callado, compartiendo la vida, caminando junto a ellos, y desde el que intentaremos responder a las necesidades que se vayan encontrando.


Hacia la fraternidad universal


Hace algún tiempo el grupo de laicos de la Compañía de Colombia, nos escribió una carta, con la idea de compartir con nosotros, el ideal, en busca de la fraternidad universal. Nos parece una idea muy buena. Hoy en respuesta a esa iniciativa suya, aprovechamos este espacio del Puente Misionero para comunicarnos con ellos:

“Madrid, 13 de marzo de 2010.

Queridos amigos del grupo de laicos y laicas de la Compañía Misionera del Sagrado Corazón de Jesús de Medellín-Colombia,

Hoy aquí celebramos el día de la Compañía Misionera Después de un proceso de formación y búsqueda de nuestra identidad ya podemos decir que nos sentimos en ese camino en común con vosotros.


Somos un grupo de personas de muy diferentes orígenes, procesos de formación y edades, por ello la necesidad de hacer un proceso más largo, pero que si nos sentimos una pequeña porción de Iglesia, convocada y atraída por el calor de un amor que llena y da sentido a nuestra vida; es el quien hace de nuestra historia sencilla y cotidiana una historia de amor única, es un amor que nos transforma y nos hace vivir alegres y agradecidas.


Este amor que nos da sentido y vida, es el que nos mueve a querer como estamos siendo queridas, y a cuidar y velar de tantos, especialmente de quienes viven hoy en las orillas del mundo y que piden pan, justicia y ternura.


A pesar de la tardanza en responderos, esperamos que siga en pie la invitación a formar parte de la gran familia de laicos y laicas de la Compañía Misionera y así poder acompañarnos en este camino de búsqueda en común del proyecto que Jesús tiene para nuestras vidas y para la construcción de un mundo un poco mejor.


Gracias por la espera paciente y un cordial saludo de “Misión Compartida de España”