miércoles, 18 de octubre de 2017

EXPERIENCIA DEL AMOR QUE SALVA

¿Cómo entiendo gráficamente el sentido de este punto?
 
Esta semana estudiaba con un chico con los que comparto mis tardes en Cáritas, el funcionamiento del aparato circulatorio. En mis reflexiones y mis silencios tan difíciles de alcanzar, vi la similitud, que os explico:


En el centro, el Corazón de Jesús. Los pulmones, la Compañía Misionera, y nosotras la Sangre.


La Sangre, sale enviada desde el Corazón, el Amor a servir, a anunciar el Evangelio, la justicia, la igualdad, ... pero a medida que vamos caminando por el mundo, vamos dejando nuestra energía, (los nutrientes, el oxígeno), las comodidades, las dificultades, los desfallecimientos. Entonces volvemos al Corazón, y El con su amor nos envía hacia los pulmones, la Compañía Misionera, para limpiar esa sangre, oxigenarla y renovar otra vez nuestras ganas de ser enviadas a anunciar el Amor de Jesús. Entonces volvemos al Corazón de Jesús, ya con fuerza y energía renovada, para que ese Corazón nos vuelva a impulsar a llevar su mensaje de AMOR al mundo.


Mi experiencia: Yo parto del momento en el que recibo el don gratuito de sentirme amada por Jesús.
Dios Padre nos envía a su Hijo y nos llama hermanos. Al igual que Dios envía a su Hijo, yo como hermana suya, también me siento enviada a comunicar mi experiencia de Amor. Algo que si no se comparte te quema por dentro.


Por tradición, por mi familia, he recibido una forma de vivir y de actuar. Una llamada a anunciar el Reino de Dios, sentimiento que siento compartir con las Hermanas de la Compañía Misionera (de una manera concreta y de acuerdo a su carisma).


La experiencia del Amor Salvífico, me lleva a anunciar el Reino de Dios, en mi familia, en el trabajo y en el mundo que me rodea.

 
¿Cómo?, Evangelizar amando desde las primeras etapas:

  • desde el nacimiento de mis hijos
  • incorporación de nuevos miembros a la familia, cuñados, amigos de hijos, etc..
  • gente que tiene un conocimiento desvirtuado de Dios
  • forma de trabajar
  • en el mundo que nos rodea, intentando ser presencia viva de Dios.

M. José Curiel (Laica de la Compañía Misionera en Madrid )